sábado, 21 de septiembre de 2024

Mi nombre en tus labios

         José María Rodríguez Olaizola SJ

Escuché de ti mi nombre como nunca antes.
No había en tu voz reproche ni condiciones.
Mi nombre, en tus labios,
era canto de amor, era caricia, y pacto.
Con solo una palabra, estabas contando mi historia.
Era el relato de una vida, que narrada por ti
se convertía en oportunidad.
Descubrí que comprendías los torbellinos de siempre,
las heridas de antaño, las derrotas de a veces,
los anhelos de ahora,
y aún sin saber del todo en qué creía yo,
tú creías en mí, más que yo mismo.
Así, mi nombre en tus labios
rompió los diques que atenazaban la esperanza.

El amigo leal

Un insurrecto había sido condenado a morir en la horca. El condenado, cuya madre vivía en una lejana localidad, pidió al rey permiso para ir a verla. El monarca aceptó con una condición: que un rehén ocupase su lugar mientras permanecía ausente y que, en el supuesto de que no regresase, fuera ejecutado en su lugar. El insurrecto recurrió a su mejor amigo y le pidió que ocupase su puesto. El rey dio un plazo de siete días para que el rehén fuera ejecutado si en ese tiempo no regresaba el condenado.
Pasaron los días y, al llegar el sexto, se anunció la ejecución del prisionero para la mañana siguiente. El rey preguntó por su estado de ánimo a los carceleros y estos respondieron:
- ¡Oh, majestad! Está muy tranquilo. Ni por un momento ha dudado de que su amigo volverá. ¡Pobre infeliz! exclamó el monarca.
Llegó la hora de la ejecución y el rehén estaba relajado y sonriente, incluso cuando el verdugo le colocó la cuerda en el cuello. Justo cuando el rey iba a dar la orden de ejecución apareció el insurrecto a lomos de su caballo. El rey, emocionado y en recompensa del cumplimiento de aquella promesa, concedió la libertad a los dos hombres. Y es que, cuando hay confianza y lealtad, uno no tiene nada que temer.

Y es que las promesas les pueden gustar a los amigos, pero no cumplirlas, los vuelve en enemigos. Por eso, no prometas lo que no puedes cumplir; más si cumples... ¡cumple más de lo que prometiste!

jueves, 19 de septiembre de 2024

Himno de la mañana

¡Nacidos de la luz!, ¡Hijos del día!
Vamos hacia el Señor de la mañana;
su claridad disipa nuestras sombras
y llena el corazón de regocijo.
Que nuestro Dios, el Padre de la gloria,
limpie la oscuridad de nuestros ojos
y nos revele, al fin, cuál es la herencia
que nos legó en el Hijo Primogénito.
¡Honor y gloria a Dios, Padre celeste,
por medio de su Hijo Jesucristo
y el don de toda luz, el Santo Espíritu,
que vive por los siglos de los siglos! Amén.

¿Qué es el amor?

Uno de los niños de una clase de educación infantil preguntó: 
- Maestra… ¿qué es el amor?
A la maestra le pareció que la niña merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en la hora del recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran cosas que invitaran a amar o que despertaran en ellos ese sentimiento. Los pequeños salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo:
- Quiero que cada uno muestre lo que ha encontrado.
El primer alumno respondió: -Yo traje esta flor… ¿a que es bonita?
A continuación, otro alumno dijo: - Yo traje este pajarito que encontré en un nido… ¿no es gracioso?
Y así los chicos, uno a uno, fueron mostrando a los demás lo que habían recogido en el patio.
Cuando terminaron, la maestra advirtió que una de las niñas no había traído nada y estaba en silencio mientras sus compañeros hablaban. Se sentía avergonzada por no tener nada que enseñar.
La maestra se dirigió a ella:
- Muy bien, ¿y tú?, ¿no has encontrado nada que puedas amar?
La niña, tímidamente, respondió:
- Lo siento, seño. Vi la flor y sentí su perfume, pensé en arrancarla, pero preferí dejarla para que exhalase su aroma durante más tiempo. Vi también mariposas volando de muchos colores, pero parecían tan felices que no intenté coger ninguna. Vi también al pichoncito en su nido, pero…, al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí dejarlo allí…
Así que traigo conmigo el perfume de la flor, la libertad de las mariposas y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo enseñarles lo que he traído?
La maestra le dio las gracias a la alumna y emocionada le dijo que había sido la única en advertir que lo que amamos no es un trofeo y que al amor lo llevamos en el corazón.

El amor es algo que se siente. Hay que tener sensibilidad para vivirlo.

domingo, 15 de septiembre de 2024

Himno: ¡Virgen de Vírgenes Santas!

En la fiesta de la Virgen de los Dolores

¡Virgen de vírgenes santas!
,llore yo con ansias tantas
que el llanto dulce me sea;
porque su pasión y muerte
tenga en mi alma de suerte
que siempre sus penas vea.
Haz que su cruz me enamore
y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio;
porque me inflame y encienda
y contigo me defienda
en el día del juicio.
Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén;
porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.

"Echarle una mano a Dios"

        José Luis Martín Descalzo, "Razones para vivir"

En una obra del escritor brasileño Pedro Bloch encuentro un diálogo con un niño que me deja literalmente conmovido.
— ¿Rezas a Dios? -preguntan al niño.
— Sí, cada noche -contesta el pequeño.
— ¿Y que le pides?
— Nada. Le pregunto si puedo ayudarle en algo.

¿Qué va a necesitar Dios, si es Omnipotente? Qué profunda es la intuición del chaval. Porque lo mejor de Dios no es que sea omnipotente, sino que El haya querido «necesitar» de nosotros. Sólo la debilidad, la proximidad crea amor. Por eso, ya desde el día de la Creación, El, que nada necesita de nadie, quiso contar con la colaboración del hombre para casi todo. Y empezó por dejar en nuestras manos completar la obra de la Creación y todo cuanto en la tierra sucedería.