Señor, me impresiona la paciencia
que tienes conmigo y con todos tus hijos.
Cuando te acercas y yo me alejo,
Tú esperas y alientas mi regreso.
Cuando me enfado contigo y con los demás,
Tú esperas y sigues ofreciéndome tu mejor sonrisa.
Cuando me hablas y no comprendo o no te contesto,
Tú esperas y sigues ofreciéndome tu palabra.
Cuando no sé qué camino debo elegir,
Tú esperas y sigues dándome luz y valor.
Cuando me cuesta servir y entregarme,
Tú esperas y das tu vida por mí, sin reservarte nada.
Cuando soy egoísta y no doy buenos frutos,
Tú esperas, me riegas y me abonas.
Cuando me amas y yo no correspondo,
Tú esperas y multiplicas tus gestos de cariño.
En tu paciencia se esconden mis posibilidades
de mejorar, de crecer, de ser yo mismo,
de cumplir lo que Tú has soñado para mí, de ser plenamente feliz.
Señor, que sepa aprovechar las oportunidades que tu paciencia me brinda.
Y que tu paciencia me ayude a ser paciente con los demás. Amén.