sábado, 24 de diciembre de 2016

Oración ante el Belén

Quisiera ser estrella y guiar a los hombres al encuentro con Jesús.
Quisiera ser un ángel, para anunciar el nacimiento del Niño en Belén.
Quisiera ser pastor para acercarme el primero y adorar al Señor.
Quisiera ser Rey Mago, llevar oro para Aquel que es Rey,
incienso para Aquel que es Dios y mirra para Aquel que es hombre.
Quisiera ser buey y mula y ofrecer a todo el que lo necesite,
el mismo calor, que a Cristo quiero dar.
Quisiera ser José para mirar y acompañar al Dios Emanuel.
Quisiera ser cuna de Jesús para, como María,
mirarle, contemplarle, cuidarle.
Hacer de El, el centro de mi vida. Amén.

El mejor regalo de Navidad

Autor Desconocido, traducido y modificado 

En 1994, dos americanos respondieron a una invitación del Departamento de Educación Rusa, para enseñar moral y ética (basada en principios bíblicos) en las escuelas públicas. Fueron invitados a enseñar en prisiones, negocios, departamentos de bomberos y policía, y en un inmenso orfanato. Alrededor de 100 niños y niñas que habían sido abandonados, sufrido abusos, y dejados al cargo de un programa del gobierno, estaban en este orfanato. Ellos relatan esta historia en sus propias palabras.
Se acercaban los días de fiestas Navideñas, tiempo para que nuestros huérfanos escucharan por primera vez, la historia tradicional de Navidad. Les contamos cómo María y José llegaron a Belén. No encontraron sitio en la posada y la pareja se fue a un establo, donde nació el niño Jesús y fue puesto en un pesebre.
Durante el relato de la historia, los niños y los trabajadores del orfanato escuchaban asombrados. Algunos estaban sentados al borde de sus taburetes, tratando de captar cada palabra. Terminando la historia, le dimos a los niños tres pequeños pedazos de cartulina para que construyeran un pesebre. A cada niño le dimos un pedazo de papel cuadrado cortados de unas servilletas amarillas, que yo había traído conmigo pues no habíaservilletas de colores en la cuidad.
Siguiendo las instrucciones, los niños rasgaron el papel y colocaron las tiras con mucho cuidado en el pesebre. Pequeños pedazos de cuadros de franela, cortados de un viejo camisón de dormir que había desechado una señora al irse de Rusia, se usó para fajar al bebé. Un bebé tipo muñeca fue cortado de una felpa color canela que habíamos traído de Estados Unidos.
Los huérfanos estaban ocupados montando sus pesebres, mientras yo caminaba entre ellos para ver si necesitaban ayuda. Todo parecía ir bien hasta que llegue a una de las mesas donde estaba sentado el pequeño Misha. Debía tener alrededor de 6 años y ya había terminado su proyecto. Cuando miré en el pesebre de este pequeño, me sorprendió ver no uno, sino dos bebés en el pesebre. Enseguida llamé al traductor para que le preguntara al chico porque había dos bebés en el pesebre. Cruzando sus brazos y mirando a su pesebre ya terminado, empezó a repetir la historia muy seriamente.
Para ser un niño tan pequeño que solo había escuchado la historia de Navidad una vez, contó el relato con exactitud… hasta llegar a la parte donde María coloca el bebé en el pesebre. Entonces Misha empezó a agregar. Inventó su propio fin de la historia diciendo, " y cuando María colocó al bebé en el pesebre, Jesús me miró y me preguntó si yo tenía un lugar donde ir. Yo le dije, "no tengo mamá y no tengo papá, así que no tengo donde quedarme. Entonces Jesús me dijo que me podía quedar con El. Pero le dije que no podía porque no tenía regalo para darle como habían hecho los demás. Pero tenía tantos deseos de quedarme con Jesús que pensé que si lo pudiera mantener calentito, eso sería un buen regalo.
Le pregunté a Jesús, "Si te mantengo caliente, sería eso un buen regalo? "Y Jesús me dijo, "Si me mantienes caliente, ese sería el mejor regalo que me hayan dado". Así que me metí en el pesebre, y entonces Jesús me miró y me dijo que me podría quedar con El… para siempre.
Mientras el pequeño Misha termina su historia, sus ojos se llenaron de lágrimas que les salpicaban por sus cachetes. Puso sus manos sobre su cara encima de la mesa y sus hombros se estremecían mientras sollozaba y sollozaba. El pequeño huérfano había encontrado alguien que nunca lo abandonaría o abusara de él, alguien que se mantendría con él… PARA SIEMPRE.
Gracias a Misha he aprendido que lo que cuenta, no es lo que uno tiene en su vida, si no a quien uno tiene en su vida. No creo que lo ocurrido a Misha fuese imaginación. Creo que Jesús de veras le invitó a estar junto a El PARA SIEMPRE. Jesús hace esa invitación a todos, pero para escucharla hay que tener corazón de niño.

viernes, 23 de diciembre de 2016

Decálogo para la Navidad

1. Vive con ENTUSIASMO estos días de Navidad: ¡Dios ha bajado a la tierra! Envía este mensaje: «Dios ha nacido: feliz Navidad».
2. Exterioriza PÚBLICAMENTE lo que crees y sientes: ¡Cristo ha nacido! Cuelga en el exterior de tu casa un símbolo cristiano.
3. Tú, como Jesús, también te puedes hacer pequeño en estos días y ser la alegría de alguien: visita a algún enfermo, ejerce la caridad, ayuda en alguna residencia de ancianos.
4. Intercambia regalos con tus familiares y amigos, pero no hagas excesos. El amor se expresa con pequeños detalles.
5. Demuestra la ALEGRÍA cristiana de estos días. No olvides contar villancicos en la sobremesa de la nochebuena o siempre que tu familia esté reunida. Ilumina, además de tu interior, el exterior de tu domicilio. Dios, que está en ti, también habla a través de lo que tú haces.
6. Que no falta el belén, o por lo menos la figura del Niño Jesús, en tu hogar. La imagen del Niño, en Navidad, es tan imprescindible como un balón en un partido de fútbol. ¡Cuántos hay que juegan a la Navidad «sin el esférico de Jesús de Nazaret»!
7. Participa en las celebraciones de tu parroquia. Ofrécete para los distintos ministerios. Tú, como los pastores, también puedes ofrecer algo de tu pan, leche o miel.
8. ADORA al Señor. Visita diferentes belenes instalados en parroquias, plazas o lugares públicos. Explica a tus pequeños, si los tienes, el sentido de la Navidad.
9. REZA con emoción contenida, ante la llegada de un Dios tan divino y humano. ¿Sirve algo una mesa en la que no se coma? ¿Sirven de algo unas navidades en las que no se rece?
10. FELICITA, con lenguaje y símbolos cristianos ’ el acontecimiento que es la razón y el ser de estos días: ¡DIOS HA NACIDO! ¡ALELUYA!

La vendedora de manoplas

Estaba un día esperando el autobús en la parada que está delante de la iglesia. Estaba conmigo mi madre. Se me acercó una señora muy anciana, vestida con un pequeño abrigo negro, ya desgastado por el uso. Caminaba dando pequeños pasos, con la típica rigidez senil de la espalda, de la cabeza y de las manos. Me preguntó si quería comprar una manopla de estambre, que sirven para coger ollas sin quemarse. De momento dije que no me interesaba. Entonces la viejecita se alejó sin insistir y sin dirigirse a nadie más. Me arrepentí de inmediato, porque comprendí que lo importante no era que yo tuviera necesidad de esa manopla, sino que ella tuviera necesidad de venderlas a fin de poder ganar algo.
Intercambié una mirada con mi madre, que la alcanzó enseguida y le preguntó a cuánto las vendía.
- A dos euros la pieza, señora, respondió. Las he hecho yo misma a mano. Tengo noventa y dos años…
- Le compro las cinco que lleva, le dijo mi madre.
La viejecita miró a mi madre con una sonrisa cansada y apenas marcada, sin decir nada, se alejó con su andar tranquilo, un andar que dejaba inmóviles los brazos, los hombros y la cabeza.
Esta escena la he repensado y meditado dentro de mí muchas veces. La viejecita ya se había alejado: ¿Qué otra cosa, o quién, nos convenció para comprar no una, sino todas las que vendía?

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Gracias, Señor, por hacerte humano

Señor, te damos gracias porque, al hacerte humano, 
asumiste la historia de tu pueblo, la historia de la humanidad, 
una historia cuajada de nombres, nombres de héroes y villanos, 
de prostitutas y de santos, de gente mediocre como yo.
Gracias por amarnos, con nuestras luces y sombras, 
con nuestras coherencias y contradicciones. 
Gracias por dar la vida por personas que no lo merecemos.
Jesús, tú nos enseñas el camino de la Encarnación. 
Contigo podemos amar historias heridas, 
la historia de nuestro pueblo y de nuestra iglesia, 
la historia de nuestra familia y de nuestro grupo de fe.
Señor, haznos generosos para servir a todos, 
también a los pecadores, a los desagradecidos. 
Danos tu Espíritu para encarnarnos, amar, servir, entregarnos y morir, 
a fin de que nuestra historia se acerque más a Ti, 
a la corriente de amor y perdón que brota de tu corazón. Amén,

El sueño de María

José, anoche tuve un sueño muy extraño, como una pesadilla. La verdad es que no lo entiendo. Se trataba de una fiesta de cumpleaños de nuestro Hijo.
La familia se había estado preparando por semanas decorando su casa. Se apresuraban de tienda en tienda comprando toda clase de regalos. Parece que toda la ciudad estaba en en lo mismo porque todas las tiendas estaban abarrotadas. Pero algo me extrañó mucho: ninguno de los regalos era para nuestro Hijo.
Envolvieron los regalos en papeles preciosos y les pusieron cintas y lazos muy bellos. Entonces los pusieron bajo un árbol. Si, un árbol, José, ahí mismo dentro de su casa. También decoraron el árbol; las ramas estaban llenas de bolas de colores y ornamentos brillantes. Había una figura en el tope del árbol. Parecía un angelito. Estaba precioso.
Por fin, el día del cumpleaños de nuestro Hijo llegó. Todos reían y parecían estar muy felices con los regalos que daban y recibían. Pero fíjate José, no le dieron nada a nuestro Hijo. Yo creo que ni siquiera lo conocían. En ningún momento mencionaron su nombre. ¿No te parece raro, José, que la gente pase tanto trabajo para celebrar el cumpleaños de alguien que ni siquiera conocen? Me parecía que Jesús se habría sentido como un intruso si hubiera asistido a su propia fiesta de cumpleaños.
Todo estaba precioso, José y todo el mundo estaba tan feliz, pero todo se quedó en las apariencias, en el gusto de los regalos. Me daban ganas de llorar que esa familia no conocía a Jesús. ¡Qué tristeza tan grande para Jesús - no ser invitado a Su propia fiesta! Estoy tan contenta de que todo era un sueño, José. ¡Qué terrible si ese sueño fuera realidad!

lunes, 19 de diciembre de 2016

Desde el Corazón... vivo el amor con mi familia

San Juan Pablo II
Oh Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra,
Padre, que eres Amor y Vida,
haz que cada familia humana sobre la tierra
se convierta, por medio de tu Hijo, Jesucristo, «nacido de Mujer»,
y mediante el Espíritu Santo, fuente de caridad divina,
en verdadero santuario de la vida y del amor
para las generaciones que siempre se renuevan.
Haz que tu gracia
guíe los pensamientos y las obras de los esposos
hacia el bien de sus familias y de todas las familias del mundo.
Haz que las jóvenes generaciones
encuentren en la familia un fuerte apoyo para su humanidad
y su crecimiento en la verdad y en el amor.
Haz que el amor
corroborado por la gracia del sacramento del matrimonio,
se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis,
por las que a veces pasan nuestras familias.
Haz finalmente,
te lo pedimos por intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret,
que la Iglesia en todas las naciones de la tierra
pueda cumplir fructíferamente su misión
en la familia y por medio de la familia.
Tú, que eres la Vida, la Verdad y el Amor,
en la unidad del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

El rey de los árboles

Una vez los árboles se fueron para ungir a uno como su rey. Y dijeron al olivo:
- «Sé tú nuestro rey». 
Les respondió el olivo: 
- «¿Voy a renunciar a mi aceite, honra de dioses y humanos, para ir a mecerme por encima de los árboles?».
Los árboles dijeron a la higuera: 
- «Ven tú y reina sobre nosotros».
Les respondió la higuera:
- «¿Voy a renunciar a mi dulzura y a mi sabroso fruto para ir a mecerme por encima de los árboles?».
Los árboles dijeron a la vid: 
- «Ven tú y reina sobre nosotros».
Les respondió la vid: 
- «¿Voy a renunciar a mi mosto, alegría de dioses y de humanos, para ir a mecerme por encima de los árboles?».
Todos los árboles dijeron a la zarza: 
- «Ven tú y reina sobre nosotros».
La zarza respondió a los árboles: 
- «Si de verdad venís a ungirme para que reine sobre vosotros, venid y cobijaos a mi sombra. Y si no, que brote fuego de la zarza y devore los cedros del Líbano».