jueves, 25 de marzo de 2021

El sí de María

María, Madre del sí, tu ejemplo me admira.
Me admira porque arriesgaste tu vida;
me admira porque no miraste a tus intereses
sino a los del resto del mundo;
me admira y me das ejemplo de entrega a Dios.
Yo quisiera, Madre, tomar tu ejemplo,
y entregarme a la voluntad de Dios como tú.
Yo quisiera, Madre, seguir tus pasos,
y a través de ellos acercarme a tu Hijo.
Yo quisiera, Madre, tener tu generosidad y entrega
para no decir nunca «no» a Dios.
Yo quisiera, Madre tener tu amor
para ser siempre fiel a tu Hijo.
Madre del sí,
pide a tu Hijo por mí, para que me dé tu valentía.
Pide a tu Hijo por mí, para que me conceda
un corazón enamorado de él.
Pide a tu Hijo por mí, para que me dé
la gracia necesaria para entregarme y no fallarle nunca.

Kintsukuroi. El arte de curar heridas emocionales

                           Tomás Navarro.

Kintsugi o Kintsukuroi es una técnica de origen japonés para arreglar la cerámica que se ha roto con barniz de resina espolvoreado o mezclado con polvo de oro, plata o platino. Este arte japonés de recomponer la cerámica, forma parte de una filosofía que plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y, en lugar de ocultarse, deben mostrarse, embellecer el objeto y poner de manifiesto su transformación e historia.
Los maestros kintsukuroi no recomponen una pieza de cerámica rota disimulando los pedazos que se han unido, sino que resaltan el principal valor de una pieza reconstruida: su cicatriz. Por eso, la reparan rellenando las grietas con oro o plata.
En la vida, a veces, las cicatrices son inevitables. No tenemos que avergonzarnos de nuestras cicatrices. No tenemos que taparlas, porque en ellas tenemos la mejor muestra de nuestra fortaleza. Depende de nosotros que las tratemos con respeto y que las embellezcamos.
Cuando nos sintamos perdidos, desilusionados, faltos de coraje o simplemente cansados, nuestras cicatrices embellecidas pueden darnos el impulso, la fuerza y el valor necesarios para seguir viviendo.

martes, 23 de marzo de 2021

El mensajero

               José Mª Rodríguez Olaizola, sj

Cuando pase el mensajero, que no me encuentre dormido,
afanado en otras metas, indiferente a su voz.
Que no sea su relato semilla que el viento barre
o luz que a nadie ilumina.
Cuando pase el mensajero
que no le vuelva la cara para esquivar su propuesta.
Se presentará en un libro, en un verso,
o será estrofa de un canto que me envuelva.
Vendrá, tal vez, en un amigo, en un hombre roto,
o en el pan partido.
Le abriré la casa, pondré en juego el corazón
y escucharé, con avidez, sus palabras.
Y entonces me cambiará la vida.

Fábulas y Moralejas de Nasrudín 1.

Las moscas
De un panal se derramó su deliciosa miel, y las moscas acudieron ansiosas a devorarla. Era tan dulce que no podían dejarla. Pero sus patas se fueron pegando en la miel y no pudieron alzar el vuelo de nuevo. Y, a punto de ahogarse en su tesoro, exclamaron:
- ¡Nos morimos -desgraciadas de nosotras- por quererlo tomar todo en un instante de placer!
Moraleja: Toma siempre las cosas más bellas de tu vida con serenidad, poco a poco, para que las disfrutes plenamente. No te vayas a ahogar dentro de ellas.

La importancia de la luna
Nasrudín entró a una casa de té y declamó:
- "La luna es más útil que el sol".
- "¿Por qué"? le preguntaron.
- "Porque por la noche todos nosotros necesitamos más luz."

Nasrudin jardinero
Nasrudín pasó el otoño entero sembrando y preparando su jardín. Las flores se abrieron en primavera pero Nasrudín observó que algunos dientes de león que él no había plantado estaban en algunos lugares del jardín. Los arrancó, pero las semillas ya se habían esparcido y volvieron a crecer. Trató entonces de encontrar un veneno que afectara al diente de león. Un técnico le dijo que cualquier veneno terminaría matando también a las otras flores.
Desesperado pidió ayuda a un jardinero especialista; este le dijo:
- Igual que en el casamiento: junto con las cosas buenas terminan viniendo algunos inconvenientes.
- ¿Qué hago?, -insistió Nasrudín.
- Nada, aunque sean flores que tú no pensabas tener ya forman parte de jardín.
Moraleja: Hay personas o cosas con las cuales no estamos de acuerdo convivir, pero debemos adaptarnos a ellas. En este caso las flores son aquellas cosas que nos rodean y aunque no queremos debemos aprender a aceptarlas.

domingo, 21 de marzo de 2021

Oración a san José

              (Papa Francisco, Patris corde)

Salve, custodio del Redentor
y esposo de la Virgen María.
A ti, Dios confió a su Hijo,
en ti, María depositó su confianza,
contigo, Cristo se forjó como hombre.
Oh, bienaventurado José,
muéstrate padre también a nosotros
y guíanos en el camino de la vida.
Concédenos gracia, misericordia y valentía,
y defiéndenos de todo mal. Amén.

Fábula de las dos semillas

Esta es la historia de dos semillas que habían sido arrojadas en el surco abierto por el arado.
La primera dijo:
- “Quiero crecer! Quiero que mis raíces lleguen muy abajo en el suelo y que mis retoños rompan la corteza de la tierra que tengo encima… Quiero desplegar mis tiernos brotes como banderas para anunciar la llegada de la primavera… Quiero sentir el calor del sol en mi cara y la bendición del rocío matinal en mis pétalos!, quiero vivir y dar vida!”
Y entonces creció. La segunda semilla dijo:
- “Tengo mucho miedo. Si dejo que mis raíces vayan hacia abajo, no sé qué encontraré en la oscuridad. Si me abro camino a través del suelo duro que está encima de mi, puedo dañar mis delicados retoños, el viento me castigará, me dolerá el fuego del sol y cualquiera podrá pisarme o arrancarme. Es mejor que me quede quieta acurrucada al abrigo del surco, hasta que vea con más claridad lo que debo hacer o tenga mejores garantías de que la aventura saldrá bien.”
Y así se quedó esperando.
Una gallina que, a comienzos de la primavera, escarbaba el suelo en busca de comida encontró la semilla que esperaba y, sin pérdida de tiempo, se la comió.

MORALEJA: A los que se niegan a arriesgarse y a crecer, la vida los devora.