Un día, paseaba un hombre por la ciudad y vio una enorme construcción y, curioso, preguntó a uno de los trabajadores:
- ¿Qué estáis haciendo aquí?
El trabajador le contestó:
- Yo estoy poniendo ladrillos, eso es todo.
Siguió caminando y preguntó a otro trabajador:
- ¿Y usted qué está haciendo aquí?
- Yo estoy ganando el pan para mis hijos, le contestó.
Se encontró con otro trabajador, le hizo la misma pregunta y obtuvo la siguiente respuesta:
- Yo estoy haciendo una catedral.
Los dos primeros trabajadores viven el tiempo del reloj. El tercero vive el tiempo interior, tiempo de la gracia, de la conexión con Dios y con los hermanos. Este pone ladrillos como el primero, gana el pan para sus hijos como el segundo, pero es consciente de lo que hace y para quien lo hace.
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