lunes, 26 de abril de 2021

El pájaro y el ángel

Había un pájaro que vivía en el desierto, muy enfermo, sin plumas, nada para comer, beber y sin refugio para vivir; maldiciendo su vida, día y noche.
Un día, un ángel cruzaba ese desierto y el pájaro detuvo al ángel y le preguntó:
– ¿A dónde vas?
El ángel respondió: – Voy a encontrarme con Dios.
Entonces, el pájaro le pidió al ángel que, por favor, le preguntase a Dios cuándo terminaría su sufrimiento. El ángel le dijo:
– ¡Por supuesto, lo haré!
Y el ángel se despidió del pájaro. Al encontrarse con Dios, el ángel le compartió el mensaje del pájaro. El ángel le contó su patética condición y preguntó cuándo terminaría su sufrimiento. Dios respondió:
– Durante lo que le queda de vida, el pájaro tiene que sufrir así. No tendrá felicidad.
El ángel le respondió que cuando el pájaro oyera esto, se desanimaría. Y le pregunto si podría sugerir alguna solución para esto.
Dios le respondió: – Dile que rece de esta manera: “Gracias Dios por todo”
El ángel volvió hasta al pájaro y le entregó el mensaje de Dios.
Una semana después, el ángel pasó de nuevo por el mismo camino y vio que el pájaro estaba muy feliz.
Las plumas habían crecido en su cuerpo, una pequeña planta creció en la zona desértica, un pequeño estanque de agua también había surgido, y el pájaro estaba cantando y bailando alegremente.
El ángel estaba asombrado de lo sucedido porque recordó que Dios dijo que en lo que le quedaba de vida no habría felicidad para el pájaro.
Con esa inquietud en la mente fue a visitar a Dios de nuevo.
El ángel preguntó y Dios respondió:
– Sí, estaba escrito que no habría felicidad para el pájaro en lo que le queda de vida, pero todo cambió porque el pájaro está rezando diariamente “Gracias a Dios por todo”, ante cada situación.
Cuando el pájaro caía sobre la arena caliente, decía “gracias a Dios por todo”. Cuando no podía volar, repetía “gracias a Dios por todo”.

Así que cualquier situación, el pájaro siguió repitiendo “Gracias a Dios por todo” y por lo tanto cambió lo que le quedaba de vida en siete días”.
Cuando escuché esta historia, sentí un enorme cambio en mi forma de sentir, pensar, aceptar y ver la vida.
Adopté esa oración en mi vida. Cualquiera que sea la situación que esté viviendo, comencé a repetir esa sencilla oración ‘GRACIAS DIOS POR TODO’.
Me ayudó a cambiar mi punto de vista de lo que no tenía y de lo que tengo en mi vida.

Una simple palabra, un simple pensamiento, que nos enseña a ser agradecidos por todo lo que tenemos en nuestra vida, tiene poder para disolver cualquier “maldición” que llevamos cargando toda la vida.
Sé agradecido y verás el cambio en tu vida. Sé humilde y nunca tengas dudas. Gracias Dios por todo…

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