martes, 28 de mayo de 2024

Anécdotas de san Feli Neri

Mendigo por amor
Felipe Neri intentaba proporcionar a sus chicos todo lo que necesitaban y no dudaba en llamar a las puertas de los palacios de los ricos para pedir limosna. Se cuenta que una vez, un señor rico, molesto por sus peticiones, le dio una bofetada. El santo no se descompuso: “Esto es para mí –dijo sonriendo– os lo agradezco. Ahora dadme algo para mis chicos”.
¡Quitadme los zapatos!
Está claro que para san Felipe Neri, la humildad era la virtud principal. En su época había una religiosa que tenía gran notoriedad porque se decía que tenía éxtasis y revelaciones. Un día el Papa mandó a Felipe para comprobar la santidad de la monja, que se encontraba en un convento en los alrededores de Roma.
Mientras Felipe estaba de camino, un violento temporal transformó en fango la carretera, de manera que el santo llegó a su destino hecho un desastre y con los zapatos sucios. Cuando llegó ante él la monja, con las manos juntas y una expresión hierática, Felipe se sentó, le mostró sus pies, y le dijo: “¡Quitadme los zapatos!”.
Indignada por el tratamiento, la monja no lo hizo, y le miró, pero el santo no añadió nada más: tomó de nuevo el manto y volvió a Roma para decirle al Papa que, según él, una persona que no tiene la humildad de ponerse al servicio de quien lo necesita, no puede ser santa.
¡Prefiero el paraíso!
Muchos recordarán la película de 2010 sobre la vida de san Felipe Neri protagonizada por Gigi Proietti: “Prefiero el Paraíso”. Pero quizás no todos sepan de dónde viene la frase.
La leyenda dice que al santo, amigo no solo de los niños de la calle y de la gente pobre, sino también de papas y cardenales (en particular del cardenal de Milán Carlos Borromeo) que a menudo le pedían consejo, se le propuso una vez ser él mismo cardenal. Pero Felipe, que despreció siempre en su vida las riquezas materiales y todo privilegio, respondió en seguida: “¡Prefiero el Paraíso!”

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