domingo, 6 de octubre de 2024

El divorcio

Joaquín y Rebeca llevaban ya 10 años de casados y no tenían hijos. La convivencia se había vuelto monótona y aburrida. Joaquín decidió divorciarse y fue a ver al rabino para hacer los trámites del divorcio.
El rabino le dijo:
— Joaquín recuerda que celebramos una gran fiesta el día de tu boda, es justo que también celebremos otra gran fiesta para tu divorcio.
Durante la fiesta y siguiendo los consejos del rabino, Rebeca ofreció a su esposo el mejor vino. Y éste mientras bebía le dijo:
— Amor mío, puedes coger lo que más te guste de la casa y llevártelo a la casa de tu padre. Y, como estaba bebido, se quedó dormido.
Rebeca lo acostó en la cama y con la ayuda de los invitados lo llevaron en su cama a casa del padre de Rebeca.
Cuando se despertó al día siguiente, preguntó: — ¿qué estoy haciendo aquí?
Y Rebeca le contestó: — sólo he cumplido tus deseos. Traje a casa de mi padre lo que más me gusta y eso eres tú.
Joaquín la abrazó y se olvidó del divorcio. Semanas más tarde Rebeca quedó embarazada.

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