lunes, 15 de diciembre de 2025
ya se acerca el Salvador
y salgamos, peregrinos,
al encuentro del Señor.
Ven, Señor, a libertarnos,
ven tu pueblo a redimir;
purifica nuestras vidas
y no tardes en venir.
El rocío de los cielos
sobre el mundo va a caer,
el mesías prometido,
hecho niño, va a nacer.
De los montes la dulzura,
de los ríos leche y miel,
de la noche será aurora
la venida de Emmanuel.
Te esperamos anhelantes
y sabemos que vendrás;
deseamos ver tu rostro
y que vengas a reinar.
Consolaos y alegraos,
desterrados de Sion,
que ya viene, ya está cerca,
él es nuestra salvación.
Gloria al Padre que nos ama,
gloria al Hijo salvador
y al Espíritu divino
toda gloria y todo honor. Amén.
Solo te afecta si lo permites
Un día Peters almorzaba en el comedor de la Universidad, Gandhi venía con su bandeja y se sentó a su lado. El profesor muy altanero le dice:
— Estudiante Gandhi, ¡usted no entiende!, un puerco y un pájaro no se sientan a comer juntos.
Gandhi le contesta:
— Esté usted tranquilo profesor, ¡me voy volando! -y se cambió de mesa-.
El profesor Peters lleno de rabia, porque entendió que el estudiante le había llamado puerco, decidió vengarse en el próximo examen, pero el alumno respondió con brillantez a todas las preguntas. Entonces el profesor le hizo la siguiente interpelación:
— Gandhi, si usted va caminando por la calle y se encuentra dos bolsas, una de sabiduría y otra de dinero, ¿Cuál de las dos se lleva?
Gandhi responde sin titubear:
— Claro que el dinero, profesor
El profesor sonriendo le dice:
— Yo, en su lugar, hubiera agarrado la sabiduría, ¿no le parece?
Gandhi responde:
— Cada uno coge lo que no tiene, profesor.
El profesor ya histérico escribe en la hoja de examen: "idiota" y se la devuelve al joven.
Gandhi toma la hoja y se sienta. Al cabo de unos minutos se dirige al profesor y le dice:
— Profesor Peters, usted solo me firmó la hoja, pero no me puso la nota.
MORALEJA: Si permites que una ofensa te dañe, te dañará. Pero si no lo permites, la ofensa volverá al lugar de donde salió
domingo, 14 de diciembre de 2025
Todo lo ha hecho bien
José Mª R. Olaizola, SJ (Rezando voy)
Hace oír a los sordos, y hablar a los mudos.
Hace soñar a los escépticos
y aterrizar a los ingenuos.
Hace amar a los indiferentes
y resistir a los frágiles.
Hace ver a los ciegos
y caminar a los paralíticos.
Hace dudar a los intransigentes
y ayuda a encontrar a los que buscan.
Hace reír a los que lloran
y llorar a los que matan.
Hace vibrar a los fríos
y arriesgarse a los cobardes.
Hace estremecerse a los crueles
y pone un canto de esperanza en los corazones tristes.
Hace resucitar a los que mueren.
Y allá donde pone su mano,
deja una huella de vida.
El gusano y el escarabajo
Una historia que nunca deberíamos olvidar...
El Gusano y el Escarabajo eran amigos. Amigos de verdad. Charlaban durante horas, aunque vivían en mundos distintos.
El escarabajo era veloz, ruidoso, de aspecto fuerte. El gusano era lento, callado y frágil. Pero eso nunca fue un problema…
Hasta que alguien lo hizo ver como un problema. Un día, la compañera del escarabajo le preguntó:
— ¿Cómo puedes ser amigo de alguien tan inferior?
— Ni siquiera te saluda desde lejos…
El escarabajo sabía que el gusano no podía verlo a la distancia. Sabía que le costaba moverse. Pero en vez de defenderlo… se quedó callado. Tanto insistió su pareja, que el escarabajo decidió alejarse.
— “Si realmente me aprecia, vendrá a buscarme…” —pensó.
Y sí… el gusano fue. Todos los días. Lento. Sufriendo. Exponiéndose. Pasando junto a nidos de pájaros. Sobreviviendo ataques de hormigas. Pero nunca lo encontró. Y cada noche, se arrastraba de regreso a su hogar, sin fuerzas. Hasta que un día… ya no volvió.
La noticia corrió: el gusano estaba muriendo. Su cuerpo no resistió más.
El escarabajo, al enterarse, corrió sin decir palabra. Y al llegar, encontró al gusano al pie de un árbol… Esperando su final. Con un hilo de vida, el gusano sonrió y dijo:
— Qué bueno que estás bien… me preocupaba que te hubiera pasado algo.
Y se fue… en paz. Sabiendo que su amigo estaba a salvo.
El escarabajo se quedó en silencio. Llorando. Arrepentido por dejarse llenar de dudas. Por no haber escuchado a su corazón.
Ese día aprendió lo que nunca debió olvidar: La amistad real no entiende de formas, velocidades ni apariencias. Lo que destruye una relación no es la distancia… son las dudas. Quien juzga lo diferente, se pierde la oportunidad de amar algo único.
El escarabajo murió tiempo después. Nunca culpó a nadie. Porque entendió que fue su decisión alejarse.
No sé si tú eres el gusano, o el escarabajo. Pero si esta historia te ha tocado el corazón… no dejes que nadie te aleje de quien te quiere. “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos.”
jueves, 11 de diciembre de 2025
Ven a mí
(Rezando voy, sobre Mt 8, 12-14)
Ven a mí, tú que a veces te agobias, te fatigas, te desesperas.
Ven, que yo prepararé para ti una mesa, cada día, si quieres.
Para que te alimente un festín de vida.
Disfruta del amor sencillo, concreto, cotidiano.
Ven, y yo te aliviaré, con palabras de esperanza, de justicia y de paz.
Aparca, por un momento, las inquietudes,
siéntate en la vereda de tu camino, para reposar, conmigo.
Ven, y encontrarás, en mi compañía,
otros muchos caminantes mecidos por mi abrazo.
Ven y aprende de mí, que a todos acojo,
porque todos merecen una oportunidad, una palabra de calma
y una mano sobre el hombro que les recuerde que no andan solos.
Ya verás cómo algunos problemas pesan menos,
y te das cuenta de que el evangelio se lleva con facilidad,
porque lo llevas escrito en tu entraña.
Estoy aquí, en la mesa, en la calle, en el silencio,
en el prójimo, en tu interior, en cada gesto de amor…
Anda, ven, pues quiero compartir contigo todo lo que soy.
Los cuatro ángeles del Adviento
Hace mucho tiempo la gente vivía en el mundo, pero no sabían construir casas, ni plantarlas ni cuidarlas, pero vivían en cuevas donde estaba oscuro porque no tenían luz. Dios llamó a los ángeles para traer luz a los cuatro rincones de la tierra y anunciar a los hombres que el Hijo de Dios vendría al mundo.
El primer ángel tenía alas azules. Era para iluminar las cuevas con un rayo de luz que le daba el sol. Fue ese rayo de sol el que ayudó a los enanos a hacer piedras de colores. Este ángel trajo lluvia y lavó las piedras, llenó los lagos, hizo que los ríos fluyeran más rápido.
El segundo ángel tenía alas verdes. Salió del cielo muy temprano, pero a medida que volaba más lentamente, llegó a la tierra al atardecer. El rayo de luz que trajo este ángel le dio el color y la fragancia de las plantas. También enseñó a la gente a plantar y dejar la tierra preparada para recibir las semillas.
El tercer ángel tenía alas amarillas. Fue al sol y el sol le dio un rayo de luz para que pudiera traerlo a la tierra. Cuando llegó, los animales vieron esa luz y se asombraron. El ángel entonces dijo que nacería un niño muy especial y que todos tendrían que prepararse para recibirlo. Al escuchar esto, los pájaros comenzaron a cantar cada vez más bellamente, las mariposas colorearon sus alas, los animales de piel empezaron a hablar entre ellos sobre este evento y el viento difundió la noticia por todos lados.
El cuarto ángel tenía alas rojas. Tanto quería ayudar a la gente que fue hasta Dios, sin esperar a que lo llamaran. Dios tomó una luz del trono y dijo al ángel rojo que pusiera esa luz en el corazón de cada hombre, cada mujer, cada niño, cada anciano porque el día del nacimiento de Jesús ya estaba muy cerca.
Por eso, encendemos 4 velas en la corona de Adviento, para recordar a los cuatro ángeles que nos anunciaron la llegada del Hijo de Dios.
martes, 9 de diciembre de 2025
10 Píldoras de Adviento
Pedro Miguel Lamet
1. Voy de camino, pero no estoy solo. Te siento en lejanía y, paso a paso, cuando me entran ganas de llorar, pronuncio tu nombre, música en mis entrañas.
2. Voy en busca del niño que llevo dentro.
3. Hay noche en mi derredor, un mundo cruel de guerra, odio. Pero detrás, lejos o en lo hondo, más allá del abismo, al fondo del bosque, intuyo tu cabaña de luz.
4. A mi lado, los pobres, los pequeños y olvidados. Son los especialistas de la esperanza, porque tienen más hambre de ti y van más ligeros de equipaje.
5. Con Isaías barrunto al "Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre de eternidad, Príncipe de paz". Cuando pronuncio tus apellidos, un sonajero tintinea en mis entrañas.
6. Debajo de mis pies hay un camino allanado por Juan Bautista: Baja mis montes, prepara mis senderos, aligera mis pies. Por eso, a pesar de todo, no tengo miedo. Esperar es confiar.
7. Me llena el alma la “llena de gracia”. Como a ella, Dios calienta mi seno. Santa María de la Esperanza, ilumina mi andadura de insignificante con tu Magníficat eterno.
8. El Papa Francisco evocaba a Charles Péguy: "La pequeña esperanza avanza entre las dos hermanas mayores y nadie la mira. En el camino de la salvación, en el camino carnal, en el camino desigual de la salvación, en el camino interminable, en el camino entre sus dos hermanas, la pequeña esperanza avanza". La esperanza avanza entre las dos hermanas mayores, la Fe y la Caridad, bien cogidas de la mano, pero en realidad es ella quien las dirige.
9. Para ir más ligero, voy soltando trastos: ese mirarme el ombligo, darle vueltas al coco, regodearme en lo negativo, creerme el centro de mi universo, un saco de apegos, mendigar cariño, afincarme en mis éxitos, temer el futuro, creerme solo, buscarme en los demás, acumular, mirarme al espejo. Entonces, si suelto, no camino, vuelo.
10. Tu rocío ya está refrescando mi frente. Tu sonrisa ilumina mi noche. Tu corazón arrebata a mi niño. Tu llanto pacifica mi cruz. Tu fragilidad me da fortaleza. Tu pobreza me hace rico. Cojeo de tantas cosas. ¡Cómo corro!
El abrazo se acerca. ¡Ven, Señor Jesús!