Emmanuel Emilio montero
Una mañana, un burro se despertó en medio de un desierto, muy confundido, ya que no sabía cómo había llegado allí. Miró a su alrededor para ver si había algún camino que lo llevara de regreso a casa y, en lugar de un solo camino, pudo ver tres. El burro notó algo en los tres caminos, pues cada uno tenía un letrero. El primero decía 'rencor', el segundo 'amor' y el tercero 'perdón'. En ese momento, el burro se adelantó y decidió tomar el primero, que decía 'rencor'.
Al caminar, el burro se topó con una roca y, sin querer, tropezó. El burro se irritó y maldijo a la roca, llevando su enojo en su interior y deseando que la roca desapareciera. Sin embargo, la roca no sentía nada; el burro era el único que se sentía muy mal. Su enojo lo llevó a golpear la roca, causándose más daño a sí mismo. Posteriormente, el burro regresó de su camino y decidió tomar el segundo que decía 'Amor'. Al entrar por este, el burro se encontró nuevamente con la misma roca y volvió a tropezar.
Muy dolorido, el burro maldijo a la Roca, pero en el fondo se sentía culpable. No quería maldecirla, ya que sabía que la roca no tenía la culpa. Sin embargo, algo dentro de él lo llevaba a estar molesto con ella.
Finalmente, el burro decidió retroceder y tomar otro camino; esta vez eligió el tercero, que decía 'perdón'. Una vez allí, se volvió a encontrar con la roca y tropezó por tercera vez. Sin embargo, a pesar de su dolor, no la maldijo. La miró con ojos alegres y se marchó. Al llegar a casa, se encontró con sus amigos, y uno le preguntó:
- '¿Dónde estabas?'
'No importa dónde estuve -respondió el burro- lo único que sé es que el rencor te destruye a ti mismo. El amor no puede ir de la mano con el rencor, y el perdón es lo que te libera del rencor y te muestra el verdadero amor.'
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