P. Pezzani
Una
golondrina llegó tarde a la cita otoñal. Sus hermanas ya habían partido. ¿Qué hacer?...
Se lanzó al mar sola.
El
sol brillaba con fuerza y no se divisaba ningún barco. Después de varias horas
le faltó el ánimo y decidió dejarse caer en el agua y así morir.
En
ese momento vio otra golondrina que planeaba casi a ras de mar en su misma
dirección. Se alegró y, haciendo un esfuerzo, remontó el vuelo.
Cada
vez que se sentía cansada, miraba a su fiel compañera, que la seguía en toda su
evolución, y de esta manera volaba con más fuerza.
Llegó
la noche y la golondrina amiga desapareció, si bien la meta estaba muy cercana.
Se
dijo entonces:
-
¿Dónde estás, amiga de viaje?... ¿Tal vez sólo has sido mi propia sombra proyectada
sobre el agua del mar?...
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