Esta es la
historia de un hombre que nunca encontró tiempo para Dios:
Cuando era niño quisieron enseñarle a rezar,
pero alguien objetó: ¨Es muy temprano para pensar en Dios. Todavía no entiende
nada¨.
Cuando se hizo
adolescente, les pareció bien mandarlo al catecismo. Pero enseguida alguien
opinó: ¨Es muy niño para pensar en Dios¨.
Cuando era
joven, le llegó un encuentro de jóvenes. Estaba entretenido con su novia. Otros
contestaron por él: “Muy enamorado para pensar en Dios”.
Cuando era un hombre
adulto, ya casado, su esposa le pedía que fuese a Misa los domingos, pero él le
contestaba: “Estoy muy ocupado para pensar en Dios”.
En su pueblo hubo
una Misión Popular. Quisieron despertarlo de madrugada para que participara en
un acto penitencial, pero los amigos contestaron: “Dejadlo. Está muy cansado para
pensar en Dios”.
En una ocasión,
absorto por sus negocios, lo invitaron para hacer una confesión pascual. Pero
él contestó: “Estoy muy preocupado para poder pensar en Dios”.
Cuando, ya muy
anciano, quisieron llevarle un sacerdote a su casa para que lo visitara, los nietos
objetaron: “Está muy viejo para pensar en Dios”.
Cuando lo llevaban
al cementerio, el demonio soltó una carcajada en su cara diciendo: “Demasiado
tarde para pensar en Dios”.
Hoy hay que decidirse
por la VIDA o no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario