jueves, 6 de enero de 2022

Los reyes magos de cada día

"Los reyes magos no existen" así me dijeron una vez en la escuela cuando era pequeño.
Hoy, muchos años después, estoy más convencido que nunca de que esa es la mentira más grande del mundo mundial.
Estás fechas me ponen melancólico, pero muy feliz.
Amo con todo mi corazón, los últimos días de las fiestas navideñas, igual que amo con pasión el resto de los días de Navidad y, diría más, los previos porque están llenos de preparativos y de ilusiones.
No sabéis la emoción que me da ver a tantos reyes magos por las calles, con sus manos llenas de ilusiones, buscando entre tantas opciones la que se ajuste mejor.
Reyes magos con el trabajo a cuestas, con pocos o muchos euros en el bolsillo tratando de llegar a su destino. Con la ilusión en la cara, con alegría en su ser y la magia en sus manos
Recuerdo hace un año, en estas mismas fechas, estar en un centro comercial atascado de gente.
Venía a mi lado una señora y un señor buscando una bicicleta.
- "Cuesta 600 €" dijo el vendedor.
- "Papa no nos llega" dijo la señora con cara de decepción.
- "No te apures, mira, nos la llevamos caminando y así no gastamos en taxi. Ya mañana Dios dirá".
Se fueron con aquella bicicleta a cuestas y una cara de emoción imaginando la cara de sorpresa de aquel niño que al otro día bajo su árbol encontraría el tan anhelado regalo.
¡Los reyes magos si existen! ¡Yo los he visto!
Los he visto hoy en un semáforo, con una pelota de colores y una muñeca en las manos.
Los he visto trabajando arduamente para poder colocar algo bajo el árbol, sobre la cama o a un lado de la almohada de aquellos pequeños que con ilusión se quedan dormidos esperando su llegada.
Yo he visto a los reyes magos en aquella mujer que ha sacado a sus hijos adelante solita; en aquel padre que dobló el turno para completar lo que hace falta.
Y mi corazón no pudo más que agradecer por las bendiciones en nuestra vida.
Hoy los reyes magos están emocionados, pensando en la cara de todos esos niños que despertarán llenos de ilusión para encontrar bajo su árbol un poquito de alegría.
Y no importa si es una gran bicicleta, si son 10 muñecas o tan solo una bolsita de dulces.
El regalo es lo de menos, lo importante es la ilusión

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