miércoles, 30 de noviembre de 2022

Toma mi mano

"No hay mayor pobreza que la soledad". (Madre Teresa de Calcuta)

Hay una hermosa historia de una enfermera que hablaba con un cansado joven que estaba junto a la cama de uno de sus pacientes.
Inclinándose y hablándole alto al anciano paciente, le dijo: “Su hijo está aquí”.
Con gran esfuerzo, abrió sus cansados ojos, luego lentamente los volvió a cerrar.
El joven apretó la envejecida mano con la suya y se sentó junto a la cama. Toda la noche estuvo sentado allí, tomando la mano del anciano y susurrándole palabras de ánimo.
Para cuando amaneció, el paciente había muerto. El personal del hospital llenó la habitación para apagar equipos y remover agujas.
La enfermera se puso al lado del joven y le ofreció sus condolencias, pero él la interrumpió.
- ¿Quién era ese hombre?, preguntó a la enfermera.
- ¡Pensé que era su padre!, contestó la asombrada enfermera
- No, él no era mi padre, contestó él. Nunca lo había visto en mi vida.
- Entonces, ¿por qué no dijo nada cuando le traje a verle?
- Me di cuenta de que necesitaba a su hijo y que su hijo no estaba aquí, explicó el hombre. Y ya que estaba muy enfermo como para reconocer que yo no era su hijo, supe que me necesitaba, y me quedé a su lado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario