lunes, 11 de septiembre de 2023

La leyenda de la Caá-Yaríi la Yerba Mate

Una tribu nómada se detuvo en las laderas de las sierras donde nace el Tabay y cuando reanudó su camino, un indio viejo y cansado por los años se quedó refugiado en la selva en compañía de su hija Yaríi, que era muy hermosa. Un día llegó al rancho donde se cobijaban un muchacho extraño por el color de su piel y su indumentaria a quien recibieron con generosidad, ofreciéndole la sabrosa carne asada de un acutí (jabalí). Además, le ofrecieron un plato de tambú (plato preparado con un gusano de carne blanca y abundante que los guaraníes crían en los troncos del pindó).
El visitante era un enviado del Dios del bien, que quiso recompensar tanta generosidad ofreciéndoles algo que pudieran dar siempre a los visitantes y que también les sirviera para hacer más cortas las horas de soledad a la orilla del arroyo.
Para ello hizo brotar una nueva planta en medio de la selva y nombró a Yaríi, Diosa protectora de la misma y a su padre, Cáa Yaráa, le confió la custodia, enseñándole a secar las ramas al fuego y preparar una infusión que podrían ofrecer como exquisitez a todos los visitantes de los hogares misioneros.
Desde entonces, crece la nueva planta ofreciendo sus hojas y tallos para preparar mate, que ha pasado a ser, sin necesidad de palabras, el hermoso símbolo de la generosidad de estas tierras».

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