lunes, 15 de abril de 2024

Dirige la nave de tu Iglesia

Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno
nos concedes en cada momento lo que más conviene
y diriges sabiamente la nave de la Iglesia,
asistiéndola siempre con la fuerza del Espíritu Santo,
para que, a impulso de su amor confiado,
no abandone la plegaria en la tribulación
ni la acción de gracias en el gozo.
Que quien ama acaba siempre venciendo.
Que no estamos hechos para las lágrimas.
Que la muerte no destruye nuestra vocación de vida plena.
Que la fe en Jesús no es absurda.
Que el testimonio de su comunidad es verdadero.
Que siempre, siempre, siempre, hay futuro.

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