viernes, 19 de abril de 2024

En busca de la verdad

Cuentan que un buscador de la verdad salió en cierta ocasión a los caminos del mundo. Y allí preguntó a sus hermanos: Decidme: ¿en dónde está la verdad?
- Busca en la filosofía –respondieron los filósofos.
- La verdad está en el servicio – ijeron los políticos.
- Entra a las catedrales –le aconsejaron los clérigos.
- La verdad es la sabiduría –terciaron los sabios.
- Renuncia a todo –propusieron los ascetas.
- Contempla la creación –proclamaron los místicos.
- Acata y cumple las leyes –señalaron los gobernantes.
- Conócete a ti mismo –cantaron los esotéricos.
- La verdad está en los números –anunciaron los cabalistas.
- Vive los placeres –aconsejaron los epicúreos.
- Únete a nosotros –le gritaron los revolucionarios.
- La verdad es un mito –afirmaron los escépticos.
- Vive y deja vivir –clamaron los existencialistas.
Confundido, el buscador se dejó caer sobre el polvo del camino, mientras la multitud se alejaba cantando y reivindicando “su” verdad.
En eso, acertó a pasar junto al hombre un venerable anciano que portaba un refulgente diamante.
- ¿Quién eres? -preguntó el derrotado buscador de la verdad.
Y el anciano, mostrándole el diamante, respondió:
-Soy el guardián de la verdad.
- ¿La verdad? ¿Es que existe?
El anciano sonrió, y aproximando el diamante al rostro del buscador, replicó:
- La verdad, como este tesoro, tiene mil caras. A cada uno le atañe averiguar cuál es la que le toca.

Dice Jesús: "Yo soy el Camino, la Verdad, y la Vida" (Juan 14,6).

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