jueves, 6 de diciembre de 2018

La verdadera historia de San Nicolás

Desde niño, Nicolás, fue muy generoso con todos. Al morir sus padres, atendiendo a los enfermos en una epidemia, él quedó heredero de una inmensa fortuna. Entonces repartió sus riquezas entre los pobres y se fue a un monasterio donde fue ordenado sacerdote. Después de visitar Tierra Santa llegó a la ciudad de Mira (Turquía) siendo elegido obispo. Sus reliquias se veneran en Bari (Italia) a donde fueron trasladadas después de que Turquía fuera conquistada por los musulmanes. Su devoción se propagó mucho en Alemania y en alemán se llama “San Nikolaus”.
Se cuenta que en la Diócesis de Mira había un vecino en extrema pobreza, hasta el punto que no podía darlas en matrimonio porque no tenía qué dar como dote. Por eso decidió dedicar a sus tres hijas vírgenes a la prostitución para que todos ellos puedan subsistir. San Nicolás, buscando evitar que esto sucediera y en la oscuridad de la noche, arrojó por la chimenea de la casa una bolsa con monedas de oro. Con el dinero el hombre pudo pagar “la dote” y casó la hija mayor. Quiso el Santo hacer lo mismo en bien de las otras dos, pero en la segunda ocasión, después de tirar la bolsa sobre la pared del patio de la casa, San Nicolás se enredó con la ropa que estaba tendida para secar. El padre descubrió a su bienhechor y le agradeció su caridad.
Se narra también que tres niños fueron asesinados en una posada, donde el posadero los descuartizó y metió en un barril de sal, y por la oración de San Nicolás los infantes volvieron a la vida. Por ello es patrono de los niños y se le suele representar con tres pequeños a su costado.
Es muy conocida la leyenda de que él salvó a unos marineros que, en medio de una tempestad, imploraron ayuda a Dios por intercesión del Obispo Nicolás. En ese momento se apareció el Obispo sobre el barco, quien bendijo el mar, que se calmó, y luego desapareció. Por este motivo San Nicolás es considerado, también, patrono de los marineros. Fueron estos los que extendieron su devoción por toda Europa.
Su fiesta se celebra el 6 de diciembre. Por haber sido tan amigo de la niñez y tan generoso, en algunos países europeos se repartían en este día dulces y regalos a los niños, y prácticamente con esta fecha  empezaban las festividades de diciembre, relacionando así al santo con las fiestas navideñas. Durante los siglos XVII y XVIII coinciden en Estados Unidos inmigrantes de distintas culturas como ingleses, holandeses y alemanes: la tradición católica de holandeses y alemanes, que tenía devoción a San Nicolás se mezcló con la de “Father Christmas” (el padre de la Navidad) que era la figura típica de las fiestas navideñas en Inglaterra.
Como derivación del nombre del santo en alemán (San Nikolaus) lo empezaron a llamar Santa Claus, y fue popularizado en la década de 1820 -a través de un poema famosísimo en los Estados Unidos del poeta Clement Clark Moore- como un amable y regordete anciano de barba blanca, al que llama “St. Nick”, que la noche de Navidad pasaba de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños en un trineo volador tirado por renos.
La historia del Santa Claus actual tiene sus raíces en este Santo, que fue muy querido por los niños y el pueblo de su época. Por eso es bueno recordar hoy, en la fiesta de san Nicolás, que la Navidad es el cumpleaños de Jesús, por quien San Nicolás dio su vida con el mejor regalo que le pudo dar, su amor a Dios en los más necesitados.

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