martes, 19 de noviembre de 2019

Diálogo en la biblioteca


- Ya es hora de cerrar –dijo el bibliotecario-. Y a continuación apagó las luces de la Biblioteca, echó la llave a la puerta y se marchó.
Los libros estaban en silencio hasta que uno de ellos alzó la voz y dijo:
- Llevamos demasiado tiempo aquí unos con otros, pegaditos, portada con portada… y ni siquiera nos conocemos. ¿Por qué no nos presentamos?
- Siiiii -respondieron los libros a una sola voz.
Uno de los libros tomó la palabra y se presentó:
- Soy un libro de matemáticas, en mi vida solo hay números, problemas, estadísticas, sumas y restas…
- Soy un libro de filosofía, en mi interior están las respuestas a las grandes preguntas de la humanidad: de dónde venimos, a dónde vamos y quiénes somos…
- Está bien -dijo una novela-. Mi objetivo es entretener a la gente y contarles historias. Capítulo a capítulo voy desarrollando una aventura que libera la imaginación del lector”.
A continuación, un libro que estaba en un rincón de la Biblioteca tomó la palabra y expresó:
- Yo soy un libro de fe, y mis páginas están en blanco.
Todos los demás libros quedaron sorprendidos:
- ¿Cómo puede ser que un libro que hable de algo tan importante no tenga nada escrito?”
- De nuevo este libro habló: “mis hojas no tienen palabras porque Jesús dice en Lc 21,15 que será Él quien nos dará palabras llenas de sabiduría”.

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