sábado, 11 de noviembre de 2023

San Martín de Tours

Cuando contaba con 21 años, un frío día de invierno entra la tropa romana a la ciudad de Amiens, Francia, y Martín encuentra cerca de la puerta de la ciudad a un mendigo tiritando de frío, sin más palabras se quitó la capa que llevaba puesta, desenvainó la espada, le pidió al mendigo que cogiera un extremo de la capa y la cortó por la mitad. Y le dijo:
- Solo puedo darte la mitad de mi capa, pues la otra mitad pertenece al ejército romano.
En aquel momento los soldados romanos tenían que pagarse la mitad del coste de su equipamiento. La otra mitad la pagaba el Imperio. Martín, por lo tanto, le dio al pobre su mitad de la capa, la parte de la que podía disponer, pero la otra mitad no se la podía dar. Porque no era suya.
Esa misma noche, Cristo se le apareció vestido con la media capa para agradecerle su gesto, diciéndole: "Hoy me cubriste con tu manto".
Tras este sueño, Martín se bautizó y poco después abandonó el ejército.
La reliquia del manto del santo, milagrosamente conservada, era una de las más veneradas del país. La tradición cuenta que en el año 507, el rey Clovis atribuyó una de sus victorias contra los visigodos a la protección de San Martín. A menudo, la capa de San Martin era llevada como protectora en las batallas y, con tal de custodiarla, se instauró un cargo específico, el de cappellanus. Carlomagno hizo construir un palacio y dentro del recinto hizo edificar una iglesia de planta octogonal para su uso privado. En el interior hizo traer algunas de las reliquias más apreciadas del reino, y entre todas ellas se encontraba la capa de San Martín que pasó a quedar custodiada en aquella construcción expresamente construida para tal fin, la capilla del palacio (en latín “la capella palatina”). De ahí el nombre de capilla para referirse a un recinto pequeño dentro de las iglesias.

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