J. Leoz
Quiero jugar
en terreno limpio y sin piedra.
Recorrer
aquellos caminos que no conducen a peligro alguno.
Disfrutar de
aquellos valles que no sean excesivamente profundos.
Más, Tú,
Señor, con o sin mi permiso, te lo digo:
¡APÁRTAME, SEÑOR!
No me dejes en
la tentación de lo fácil.
No dejes que,
mi vida, sea un trayecto de mínimos.
No permitas
que, ante las dificultades,
me repliegue
por cobardía, el qué dirán o vergüenza.
¡APÁRTAME,
SEÑOR!
Porque Tú lo
sabes, aspiro a tener,
aunque mil
veces te diga que lo importante es “ser”
Porque
disfruto recibiendo más que ofreciendo.
Porque, el ser
perdonado, siempre me resulta más gratificante
y hasta menos
duro ante los ojos de los demás
que, ir por
ahí, yo perdonando.
¡APÁRTAME, SEÑOR!
Llévame a un
lugar donde pueda estar conmigo mismo.
Donde Tú
puedas habitar conmigo.
En el que,
cara a cara, puedas colocar a Dios
con la misma
fuerza, que Tú lo tienes clavado en tu corazón.
¡APARTAME, SEÑOR!
Porque tengo
miedo a dejarme llevar
por la
corriente del “todo vale”
Porque tengo
miedo a perder de vista
el horizonte
donde la bandera de la Pascua ondea.
Porque,
simplemente Señor,
pocos me
hablan de Ti… y muchos dicen no conocerte.
¡APÁRTAME, Y LLÉVAME A TI, SEÑOR!
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