miércoles, 18 de septiembre de 2019

Un hombre justo

Cuenta una antigua leyenda, que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer.
En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso, desde el primer momento se procuró buscar un «chivo expiatorio», para encubrir al culpable.
El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas posibilidades de escapar al terrible veredicto: ¡la horca! El Juez, también compinchado, cuidó de dar todo el aspecto de un juicio justo, por ello dijo al acusado:
- «Conociendo tu fama de hombre justo y devoto de Dios, vamos a dejar en manos de El tu destino: vamos a escribir en dos papeles separados las palabras «culpable» e «inocente». Tu escogerás uno y así será la mano de Dios la que decida tu destino».
Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma palabra: «culpable» y la pobre víctima, aun sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa.
No había escapatoria.
El Juez convidó al hombre a tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca se lo tragó rápidamente.
Sorprendidos e indignados los presentes le reprocharon airadamente su actitud…
- Pero ¿qué has hecho? Y ¿ahora… cómo vamos a saber el veredicto…?
- Es muy sencillo, respondió el hombre. Es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me trague…

Moraleja: Por más difícil que se nos presente una situación, nunca dejes de buscar la salida ni de luchar hasta el último momento. ¡¡Sea creativo…!! Cuando todo parezca perdido, ¡¡usa la imaginación..!!
En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento. (Einstein)

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