martes, 8 de diciembre de 2020

Contrabando en el cielo

Cierto día Dios estaba haciendo su revisión acostumbrada en el cielo y notó que cierta gente no te nía un rostro suficientemente puro para estar ahí. Así que le mandó a un ángel que lo buscara. Fue y lo encontró sentado con el ojo bien alerta al lado de la puerta, Dios reprendió a San Pedro diciéndole: "No, no, no, esto no puede ser, tú estás dejando pasar gente que no se encuentra en la lista".
"Me confundes, buen Dios", respondió Pedro, "pues yo vivo en la puerta siempre alerta y a pesar de mi edad avanzada no se me pasa, por descuido nadie; créeme Señor, nadie ha entrado aquí sin traer el debido pasaporte. Aunque es cierto que hay gente que jamás había visto. Hay alguien que está haciendo contrabando, pero yo te prometo que pronto lo encontraré, de lo contrario renunciaré a la portería, Señor".
San Pedro se puso a revisar todas las cerraduras, buscando rendijas o aberturas por donde se pudieran colar almas, y estando la noche avanzada se sentó en plena calma a vigilar la celestial puerta; cuando de repente vio que de la habitación de la virgen María salían almas que él hubiera rechazado, se acercó sigiloso y pudo ver que de la ventana de su habitación colgaba un rosario que ellos usaban como escalera para poder subir.
San Pedro fue donde estaba Jesús y para aclarar su inocencia le pidió que hablara con ella, que con lo que estaba haciendo arruinaba su trabajo.
A lo cual Jesús con voz dulce y sonrisa tierna le respondió: "Lo siento, a ella no le puedo negar nada". 

Por eso recuerda que acercándote a ella en oración puedes encontrar a la mejor intercesora, en los problemas más difíciles, en tus mayores angustias, ella habla por ti ante Dios, y como en las bodas de Caná los milagros pueden aparecer.

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