Cardenal Angelo Comastri
Me miró con dos ojos limpios y penetrantes. Luego me preguntó:
- "¿Cuántas horas rezas todos los días?"
Me sorprendió esa pregunta y traté de defenderme diciendo:
- «Madre, esperaba de ti una llamada a la caridad, una invitación a amar más a los pobres. ¿Por qué me preguntas cuántas horas rezo?».
La Madre Teresa de Calcuta tomó mis manos y las apretó entre las suyas como para transmitirme lo que tenía en su corazón; luego me confió:
- «Hijo mío, sin Dios somos demasiado pobres para poder ayudar a los pobres. Recuerda: solo soy una pobre mujer que reza. Al orar, Dios pone Su Amor en mi corazón y así puedo amar a los pobres. ¡Orando!»
No hay comentarios:
Publicar un comentario