San Juan de la Cruz
No me quitarás, Dios mío,
lo que una vez me diste en tu único Hijo Jesucristo,
en que me diste todo lo que quiero;
por eso me holgaré que no te tardarás si yo espero.
Míos son los cielos y mía es la tierra;
mías son las gentes, los justos son míos, y míos los pecadores;
los ángeles son míos, y la Madre de Dios, y todas las cosas son mías,
y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí.
Pues, ¿qué pides y buscas, alma mía?
Tuyo es todo esto y todo es para ti.
No te pongas en menos ni repares en migajas
que se caen de la mesa de tu Padre.
Sal fuera y gloríate en tu gloria; escóndete en ella y goza,
y alcanzarás las peticiones de tu corazón.
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