miércoles, 15 de diciembre de 2021

Un gesto de gratitud

Tenía una cita importante y decidí coger un taxi para dirigirme al centro de la ciudad. Por la expresión del chofer y, por su manera brusca de conducir, comprendí que estaba disgustado, le pregunté qué le ocurría y él gruñendo me dijo:
- Esta mañana uno de mis pasajeros dejó olvidada una cartera con 300 dólares, después de buscarlo más de una hora, al fin lo encontré en su hotel, recibió la cartera sin decir palabra, me miró como si yo hubiera querido quedarme con ella.
- ¿Y no le dio una gratificación? -le pregunté:
- Ni un solo centavo y, yo gasté tiempo y gasolina, ¡pero no era dinero lo que quería! -continuó- si solo me hubiera dicho algo...
El hecho de que su acción honrada fuera ignorada, le envenenó el día a este chofer. La próxima vez no vacilará antes de hacer el mismo favor.
La gratitud es el arte de recibir con gentileza, de demostrar aprecio por cualquier acto de bondad, grande o pequeño. Todos sentimos necesidad de gratitud cuando hacemos una buena acción, y si la negásemos contribuiríamos a disminuir el espíritu de la cooperación y de la bondad humana. La gratitud es a veces algo más que un asunto personal.

Un día un enfermo fue llevado a un hospital, y se salvó gracias a una transfusión de sangre. Una vez restablecido, preguntó cómo podría descubrir el nombre del donante para darle las gracias. Le dijeron que se acostumbra mantener en secreto los nombres de los donantes.
Semanas después de su salida, volvió al hospital con el objeto de donar su propia sangre. Desde entonces ha vuelto repetidas veces con el mismo fin. Cuando uno de los cirujanos hizo alusión a tan espléndido servicio anónimo, el hombre contestó simplemente:
- Alguien a quien no conoceré jamás, lo hizo por mí y, lo que estoy haciendo es sencillamente decir gracias.
Finalmente tenemos la historia de Arnold Bennett, famoso escritor inglés: él tenía un editor que se jactaba de la eficacia de su secretaria. Un día cuando se hallaba de visita en la oficina del editor, Bennett le dijo a dicha secretaria:
- Su patrón asegura que usted es muy eficiente, ¿cuál es su secreto?
Entonces ella contestó:
- No es mi secreto, es el de él: cada vez que yo le presto un servicio, por pequeño que este sea, él me lo agradece, y eso me anima a esmerarme mucho en mi trabajo".
Esta última historia demuestra que ser gratos con los demás, también es un camino a la excelencia, ya que uno se siente motivado cuando alguien nos sonríe con un "gracias".
En este gesto tan simple pero a la vez tan maravilloso, se funda gran parte de la alegría de la vida y la superación personal. Agradezcamos entonces a la vida, porque ella nos regaló el milagro de decir gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario