domingo, 26 de junio de 2022

Fábula de la puerta negra

              Alejandro Rocamora Bonilla

Había una vez en un país de las mil y una noches, un rey conocido por ser muy polémico con sus acciones. A los prisioneros de guerra los conducía hacia una enorme sala. Allí eran colocados ordenadamente en largas filas y el rey gritaba diciéndoles:
– Les voy a dar una oportunidad, giren vuestras cabezas hacia la derecha y miren hacia el rincón de la sala.
Los soldados giraron la cabeza y vieron a un grupo de soldados armados todos ellos con arcos y flechas, preparados para llevar a cabo cualquier acción.
– ¿Habéis tomado nota de lo que habéis visto? Bien, pues ahora, giren sus cabezas hacia la izquierda y observen lo que se encuentra en el rincón de la sala -continuó diciendo el rey.
Al girar la cabeza, los prisioneros observaron una dantesca puerta negra. En la puerta colgaban cráneos humanos a modo de decoración y el picaporte para abrir la puerta no parecía mucho más agradable al tratarse de la mano de un cadáver.
Dicho esto, el rey se colocó en el centro de la sala y gritó a los prisioneros:
– Ahora os doy la oportunidad de que escojan, ¿qué es lo que ustedes quieren? ¿Eligen la zona derecha donde ustedes van a morir clavados por flechas o eligen la zona izquierda y abrir la puerta negra y dejarlos encerrados allí? Ahora en vuestra mano queda vuestra decisión, escojan.
Uno a uno, los prisioneros iban observando las dos posibilidades para poder tomar una decisión y la mayoría de ellos siguieron el mismo comportamiento: primero, antes de tomar la decisión de la muerte segura si escogían a los soldados, se acercaban a la horrible puerta negra, donde aquellos esqueletos, calaveras y lemas del tipo «viva la muerte», elegían morir atravesados por las fechas. «Una muerte rápida y segura, seguro que si elijo la puerta también voy a morir y a saber de qué forma, seguro que será una tortura» -decían
Así, uno tras otro, todos actuaban cual rebaño de ovejas. Miraban a la puerta y a los arqueros y pedían al rey morir atravesados por las fechas.
Terminada la guerra y pasado el tiempo, uno de los arqueros que se encontraba barriendo la enorme sala vio cómo se acercaba el rey. El arquero con todo respeto y algo temeroso preguntó al rey:
– Sabes, gran rey, cada vez que usted da la oportunidad a los prisioneros, siempre me pica la curiosidad, no se enfade con la pregunta que le voy a formular, pero, ¿qué es lo que se esconde detrás de aquella puerta negra?
El rey respondió con el semblante serio:
- Si tienes esa duda, ve y abre esa puerta negra.
El soldado, abrió con cautela la horrible puerta y sintió un rayo puro y enérgico de sol acariciar el suelo de la enorme sala. Abrió del todo la puerta y la luz y un agradable aroma a hierba recién cortada inundaron la sala. El soldado se acercó un poco más para observar el paisaje que se escondía tras la puerta y observó que en realidad la puerta era el umbral para comenzar a andar por un camino… el camino hacia la libertad.

Moraleja: Muchas veces, desechamos situaciones que pueden llegar a ser beneficiosas para nuestra vida por el miedo a enfrentarnos a la posibilidad del cambio. Y así nos conformamos con las situaciones de comodidad y a no cambiar por la posibilidad de que lo que venga sea a peor.

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