jueves, 30 de mayo de 2019

El niño y el árbol


Hace mucho tiempo existía un enorme manzano. Un niño pequeño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol hasta lo alto, comía sus manzanas y dormía la siesta bajo su sombra.
Amaba al árbol y el árbol amaba al niño. Pasó el tiempo y el pequeño niño creció y nunca más volvió a jugar alrededor del enorme árbol. Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste:
- "¿Vienes a jugar conmigo?".
Pero el muchacho contestó:
- "Ya no soy el niño de antes que jugaba alrededor de enormes árboles. Lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos".
- "Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo dinero... Pero te sugiero que cojas todas mis manzanas y las vendas. De esta manera tú obtendrás el dinero para tus juguetes".
El muchacho se sintió muy feliz. Cogió todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz. Pero el muchacho no volvió después de obtener el dinero y el árbol volvió a estar triste. Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó:
- "¿Vienes a jugar conmigo?".
- "No tengo tiempo para jugar. Debo trabajar para mi familia. Necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos. ¿Puedes ayudarme?"..., le dijo al árbol.
- "Lo siento, pero no tengo una casa, pero... puedes cortar mis ramas y construir tu casa".
El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven no volvió desde esa vez y el árbol volvió a estar triste y solitario. Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado.
- "Vienes a jugar conmigo?, le preguntó el árbol. El hombre contestó:
- "Estoy triste y volviéndome viejo. Quiero un bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?", contestó el hombre.
- "Usa mi tronco para que puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz", le dijo el árbol.
El hombre cortó el tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar durante un largo tiempo. Finalmente regresó después de muchos años y el árbol le dijo:
- "Lo siento mucho, pero ya no tenga nada que darte ni siquiera manzanas".
- "No tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar... Ahora ya estoy viejo", replicó el hombre.
Entonces el árbol emocionado le dijo:
- "Realmente no puedo darte nada.... la única cosa que me queda son mis raíces".
Y el hombre contestó:
- "Yo no necesito mucho ahora, solo un lugar para descansar. Estoy tan cansado después de tantos años de ir de acá para allá".
- "Bueno, las viejas raíces de un árbol, son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven siéntate conmigo y descansa".
El hombre se sentó junto al árbol y éste, feliz y contento, sonrió con lágrimas.

Esta puede ser la historia de cada uno de nosotros. El árbol son nuestros padres o alguna persona que está a nuestra disposición. Cuando somos niños, los amamos y jugamos con papá y mamá... Cuando crecemos los dejamos, sólo regresamos a ellos cuando los necesitamos o tenemos problemas. No importa lo que sea, ellos siempre están allí para darnos todo lo que puedan y hacernos felices. 

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