Un
hombre se acercó a un monje. Le preguntó:
-
¿Qué es lo que aprendes de ordinario en tu vida de silencio?
El
monje estaba sacando agua de un pozo y dijo al visitante:
-
Mira allá abajo, en el fondo del pozo. ¿Qué ves?
El
hombre miró y no vio nada.
-
No veo nada, -dijo.
Después
de unos minutos en los que el monje estuvo absolutamente quieto, el monje dijo
de nuevo al visitante:
-
Mira ahora. ¿Qué ves en el pozo?
El
hombre obedeció y respondió:
-
Ahora me veo a mí mismo: el agua es mi espejo.
El
monje le dijo:
-
Ves, cuando sumerjo el cubo, el agua se agita; ahora, en cambio, el agua está
tranquila. Ésta es la experiencia del silencio: el hombre se ve a sí mismo.
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