viernes, 31 de mayo de 2019

El leñador tenaz


                         Jorge Bucay  

Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en una maderera. El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún; así que un leñador se decidió a hacer buen papel.
El primer día se presentó al capataz, quien le dio un hacha y le designó una zona.
El hombre entusiasmado salió al bosque a talar. En un solo día cortó dieciocho árboles.
- Te felicito -dijo el capataz- sigue así.
Animado por las palabras del capataz, un leñador se decidió a mejorar su propio record; así que esa noche se acostó bien temprano.
Por la mañana se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo el empeño, no consiguió cortar más que quince árboles.
- Me debo haber cansado -pensó y decidió acostarse con la puesta del sol.
Al amanecer, se levantó decidido a batir su marca de dieciocho árboles. Sin embargo, ese día no llegó ni a la mitad.
Al día siguiente fueron siete, luego cinco y el último día estuvo toda la tarde tratando de cortar su segundo árbol.
Inquieto por lo que pudiera pensar el capataz, el leñador se acercó a contarle lo que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se esforzaba al límite de desfallecer.
El capataz le preguntó:
- ¿Cuánto hace que no afilas tu hacha?
- ¿Afilar? No he tenido tiempo de afilarla, he estado muy ocupado cortando árboles.

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