jueves, 15 de agosto de 2019

Credo con María subiendo al cielo

Creo, contigo María, que si camino como Tú en la tierra
me aguarda lo que, Tú ahora, vives en el cielo
Creo, contigo María, que si en mis entrañas acojo a Cristo
con la misma verdad con que Tú lo acogiste en tu seno
disfrutaré de esa eternidad que, ahora Tú, vives en la Ciudad Celeste.
Creo, contigo María, que si abro los oídos
como Tú lo hiciste a la voz del Ángel, soplo del Espíritu Santo,
estaré llamada a compartir esa misma suerte
que, ahora Tú, acoges asombrada ante la magnitud del Misterio del cielo.
Creo, contigo María, que tu corona –no de oro ni de plata-
fue el servir a Dios con todas tus fuerzas.
Sentirme Iglesia viva, valiente y decidida ante un mundo que,
en medio de tanto ruido, pretende silenciar el Amor que nació en Belén.
Creo, contigo María, que para subir hacia el cielo, hay que bajar peldaños en la tierra,
que para ascender hacia Dios, hay que descender hacia el corazón de los sufridos,
que para escalar en medio de las nubes, hay que pisar la realidad de cada día.
Creo, contigo María, que, conocer a Cristo, es algo grande y es gracia divina.
Que, servirle, es privilegio y altura de miras.
Que, escucharle, es dar oxígeno a nuestras almas.
Que, amarle, conlleva abrir los brazos a los que me rodean.
¡Sí, María! ¡Creo Contigo en Dios!
¡Sí, María! ¡Creo Contigo en Cristo!
¡Sí, María! ¡Creo Contigo en el Espíritu Santo!
Porque, los tres en uno, dieron VIDA a tu vida,
¡Contigo, María, se puede creer más y mejor!
¡CONTIGO, MARÍA, AL CIELO.

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