Ser responsable
- Durante seis años busqué la iluminación -dijo
el discípulo-. Siento que estoy cerca y quiero saber cómo he de dar el siguiente
paso. Un hombre que sabe buscar a Dios, sabe también cuidar de sí mismo.
- ¿Cómo te mantienes? -preguntó el maestro.
- Ése es un detalle sin importancia. Mis padres
son ricos y me ayudan en mi búsqueda espiritual. Gracias a ello puedo dedicarme
por entero a las cosas sagradas.
- Muy bien -dijo el maestro- entonces te
explicaré el siguiente paso: mira al sol durante medio minuto.
El discípulo obedeció. A continuación, el
maestro le pidió que describiese el paisaje a su alrededor
- No puedo hacerlo. El brillo del sol me ha
deslumbrado.
- Un hombre que mantiene los ojos fijos en el
sol, termina ciego. Un hombre que sólo busca la Luz y deja sus
responsabilidades en manos de los demás, jamás encontrará lo que busca -comentó
el maestro.
La palabra del burro
Un vecino de Nasrudín fue a visitarlo.
- Mulá, necesito que me preste su burro.
- Lo lamento -dijo el Mulá- pero ya lo he prestado.
Apenas terminó de hablar, el burro rebuznó. El
sonido provenía del establo de Nasrudín.
- Pero, Mulá, puedo oír al burro que rebuzna
ahí dentro -dijo.
Mientras le cerraba la puerta en la cara,
Nasrudín replicó con dignidad:
- Un hombre que cree en la palabra de un burro
más que en la mía no merece que le preste nada.
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