jueves, 15 de agosto de 2019

Buscar a Dios


Un día fue un discípulo en busca de su maestro y le dijo:
- Maestro, yo quiero encontrar a Dios.
El maestro miró al muchacho, sonriéndole. El muchacho volvía cada día, repitiendo que quería dedicarse a la religión. Pero el maestro sabía muy bien a qué atenerse.
Un día que hacía mucho calor, le dijo al muchacho que lo acompañara hasta el río para bañarse. El muchacho se zambulló en el agua. El maestro lo siguió y, agarrándolo por la cabeza, se la metió en el agua un buen rato, hasta que el muchacho comenzó a forcejear porque se quedaba sin aire. El maestro lo soltó y le preguntó qué era lo que más deseaba cuando se encontraba sin respiración dentro del agua.
- Aire, respondió el discípulo.
- ¿Deseas a Dios de la misma manera? -le preguntó el maestro- si lo deseas así, lo encontrarás inmediatamente. Pero si no tienes ese deseo, esa sed, por más que luches con tu inteligencia, con tus labios y tu fuerza, no podrás encontrarlo mientras no se despierte esa sed en ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario