domingo, 10 de junio de 2018

Amar lo que somos

             Anthony de Mello 

Los animales del bosque se dieron cuenta un día de que ninguno de ellos era el animal perfecto: los pájaros volaban muy bien, pero no nadaban ni escarbaban; la liebre era una estupenda corredora, pero no podía volar ni sabía nadar... Y así todos los demás.
¿No habría una manera de establecer una academia para mejorar la raza animal? Dicho y hecho.
En la primera clase de velocidad, la liebre fue una maravilla, y todos le dieron sobresaliente; pero en la clase de vuelo subieron a la liebre a la rama de un árbol y le dijeron:
- “¡Vuela, liebre!”
El animal saltó y se estrelló contra el suelo, con tan mala suerte que se rompió dos patas y fracasó.
El pájaro fue fantástico volando, pero le pidieron que excavara en la tierra como el topo. Al hacerlo se lastimó las alas y el pico y, en adelante, tampoco pudo volar; con lo que ni aprobó la prueba de excavación ni llegó al aprobadillo en la de vuelo.
Entonces el búho, el más sabio de los animales, tomó la palabra y dijo:
- Convenzámonos: un pez debe ser pez, un estupendo pez, un magnífico pez, pero no tiene por qué ser pájaro. Una persona inteligente debe sacarle punta a su inteligencia y no empeñarse en triunfar en deportes, en mecánica y en arte a la vez. Una muchacha fea difícilmente llegará a ser bonita, pero puede ser simpática, buena y una mujer maravillosa... porque sólo cuando aprendamos a amar en serio lo que somos, seremos capaces de convertir lo que somos en una maravilla.

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