domingo, 20 de octubre de 2024

El mensaje de la espada

En tiempos de guerras entre reyes moros, corrió de boca en boca la leyenda de que quien se apoderara de la espada Asharaf, sería el vencedor y ejercería un dominio absoluto sobre todas las tierras del Islam.
Apoderarse de la espada no era empresa fácil. Había que descubrir primero dónde estaba, llegar hasta el lugar y hacerse con ella en lucha a muerte, ya que todos anhelaban poseerla. Nadie escatimaba fuerza ni ingenio para llegar a poseer la espada triunfadora.
Tras muchas peripecias, uno de los reyes logró hacerse con ella. Se aseguró de que era la auténtica espada Asharaf e inmediatamente se lanzó al campo de batalla para someter a los demás reyes. Se sabía invencible, y estaba impaciente por ejercitar el poder que le concedía la espada.
Sin embargo, no le salieron las cosas como esperaba. En la primera y apresurada batalla a que se lanzó en cuanto tuvo la espada, fue derrotado, y él mismo murió en la lucha, atravesado por la propia espada que él estaba seguro le daría la victoria. Murió con la mueca de sorpresa en los labios, cual si preguntase cómo podía haber sucedido aquello. Si esa era la única espada Asharaf, ¿cómo le había traicionado en su primer encuentro?
La misma sorpresa se dibujaba en el rostro de los vencedores, que sacaron con cuidado la ensangrentada espada y la examinaron con precaución. No fue difícil explicar el enigma. Una vez limpia de sangre, la espada reveló que en su hoja, de arriba a abajo, en filigrana vertical, estaba grabada una inscripción clara que cualquier árabe podía leer al instante. La inscripción decía: "No luches nunca con la espada. En paz y concordia se unirán tus hermanos a ti".
Ese era el mensaje de la espada Asharaf. Su nuevo dueño lo entendió, renunció a la lucha, emprendió el camino de la paz y los demás reinos se unieron a él en unidad hermana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario