Un joven sacerdote es enviado a una Parroquia. El domingo observa que el viejo sacristán, al retirar el cesto de la colecta a la sacristía, coge un billete de 20 euros y se lo mete en el bolsillo.
Así Domingo tras Domingo.
El joven párroco decide cogerlo aparte y darle una lección sobre la honradez y respeto de lo ajeno.
Al principio, el sacristán pone cara de no entender de qué va la cosa, pero pronto cae en la cuenta y le dice al joven párroco:
- No se ocupe, señor cura, siempre comienzo la colecta poniendo de mi bolsillo veinte euros en el cesto para que la gente se anime y sea espléndida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario