Existe una tribu en el sur de África con una costumbre verdaderamente hermosa que se identifica con una palabra: Sawabona.
Cuando alguien se comporta de forma inadecuada lo llevan al centro de su aldea y entre todos lo rodean; durante dos días le recuerdan a esa persona todas las cosas buenas que hizo.
Esta tribu cree que cada uno de nosotros venimos al mundo siendo buenos y deseando seguridad, amor, paz y felicidad. Ocurre que, en la búsqueda de nuestro sitio, en el devenir de nuestra vida, podemos cometer errores. Estos deslices son para ellos gritos impacientes de auxilio.
Este pueblo cree que el anhelo de sentirse seres especiales y buenos a veces les lleva a fallar en su comportamiento. Entonces, se reúnen para enderezarlo y reconectarlo con su verdadera naturaleza, recordándole quién es en realidad y que puede darle la mano de nuevo a su verdad.
Cuando esto ocurre, todos le repiten “Sawabona” que significa “yo te respeto, te valoro y eres importante para mí” y esa persona responde “Shikoba”, que quiere decir “entonces, yo soy bueno y existo para ti”.
Este acto de reconocimiento reconstruye el interior malherido de la persona que agravió sabiéndose querido y valorado.
De esta forma, utilizando el lenguaje con amor, en esta tribu se recuerdan diariamente a través de las expresiones Sawabona y Shikova, que todos son especiales y que su interior es bueno, aunque a veces no actúen de forma correcta.
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