miércoles, 10 de julio de 2019

Relato: la semilla de bambú Oración: Atrévete a perdonar


No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: "¡Crece, maldita seas!"
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, hasta tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.
Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!
- ¿Tarda sólo seis semanas en crecer?
- No, la verdad es que ha tardado siete años y seis semanas en desarrollarse. Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirán sostener el crecimiento que va a tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que este requiere tiempo. Quizás por la misma impaciencia, muchos de los que aspiran a resultados a corto plazo, abandonan justo cuando ya estaban a punto de conseguir la meta. Es tarea difícil convencer al impaciente que solo llegan al éxito aquellos que luchan de forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.
Te propongo tratar de recuperar la perseverancia, la espera, la aceptación.
Si no consigues lo que anhelas, no desesperes... quizá solo estés echando raíces....


Atrévete a perdonar y dejar de lado el rencor y egoísmo.
Atrévete, sé valiente, lucha por aquello en lo que crees
y acepta la visión que los demás puedan tener de la vida.
Cuando alguien te ofenda... no te enojes, no mires para otro lado...
acoge esa ofensa como parte de su pequeñez o pobreza.
Nadie en su sano juicio hace daño a los demás
con un objetivo concreto de forma premeditada...
Si el otro no entiende la vida como tú o no ve las cosas como tú
y piensas que tiene un propósito intencionado para hacerte daño
lo mejor es no hacer caso... porque si atiendes a situaciones absurdas
y carentes de sentido te metes en el mismo juego que él
y al final ambos salís mal parados.
Atrévete a perdonar, no es fácil,
son muchos los factores que entran en el hecho de la reconciliación,
pero también sé que ¡es posible!
Para perdonar debes abrir tu corazón, tocar el fondo de tu alma
y vagar por tus sentimientos buscando notas de amor
que te ayuden a dar ese paso.
No lo dudes, el perdón acorta distancias y acerca personas...
Atrévete a perdonar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario