domingo, 7 de julio de 2019

Relato: Una vela Oración: Salmo del seguimiento


 Joan Aragonés 
Nasrudín y sus amigos hicieron una apuesta. Si era capaz de pasarse una noche de invierno en medio de la plaza del pueblo sin ningún tipo de calefacción, le pagarían una cena. De lo contrario, seria él quien les invitaría a todos.
Nasrudín cumplió las condiciones, pero, durante la noche tuvo al lado una vela encendida para no quedarse a oscuras.
- Has perdido -le dijeron- porque te has calentado con una vela.
- Por más que él lo creyera injusto, se vio obligado a pagar la cena.
Llegado el día les dijo:
- Esperad un momento que acabe de hervir la olla.
Como la sopa no llegaba, fueron a la cocina y se encontraron una gran olla encima de una pequeña vela.
- ¿Cómo puedes hacer hervir una olla con una vela?
- Del mismo modo que con una vela se puede calentar un hombre.

Cuando el propio interés entra por la puerta de delante, la cordura sale por la puerta de atrás

SALMO DEL SEGUIMIENTO
Iré detrás de ti, si tú vienes a mí
buscando horizontes más amplios para volar.
Iré a enseñar a todos que tú eres libertad,
que solo en ti se encuentra el manantial,
la felicidad, la verdadera paz.
Iré siempre en tu nombre despojado de mis cosas,
buscando en la noche, sediento de tu amor.
Iré a decirles a todos que tú eres alegría,
la eterna oferta de un amor total.
Iré a buscar camino detrás de cada lucha,
donde los hombres sufren su llanto y soledad.
Iré si tú me llamas a ser siempre tu amigo
sin importarme nada, pues tú eres mi caminar.
Iré diciendo a todos, iré contando siempre,
iré entre los hombres gritando la verdad.

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