sábado, 11 de enero de 2020

La escuela modélica


Para el colegio de los animales superdotados habían elegido a los profesores más capaces de todos. Querían hacer un plan de educación integral, revolucionario y modélico.
Una liebre, un erizo, un gorrión, un pez, una serpiente, una ardilla, un pato y otros animales se pusieron a hacer el proyecto.
Lograron un acuerdo sobre los objetivos y elementos organizativos y estructurales. Pero, al llegar a los contenidos de las asignaturas, cada uno proponía temas que creía imprescindibles. La liebre decía que la carrera era asignatura obligada. El gorrión decía lo mismo del vuelo; el pez, de la natación y la ardilla, de la trepa de árboles; el erizo, de la autodefensa; la serpiente, del arte de arrastrarse... Los demás animales querían que su especialidad constara en el programa. Acordaron el número de asignaturas y la obligación de que todos siguieran las clases.
Cuando comenzó el curso, los animales alumnos no se atrevían a hacer algunas pruebas. Los animales educadores no daban el brazo a torcer y exigían esas pruebas.
Una comisión de alumnos pidió que los profesores hicieran una demostración para probar que era posible.
Los educadores recordaron entonces que parte de su revolución pedagógica consistía también en que nada se haría si antes no había sido experimentado por los educadores mismos. Así que, la liebre se lanzó a correr. Lo hizo de maravilla. Pero cuando intentó volar se rompió los huesos y la cabeza. Los alumnos no sabían si reír o llorar.
El gorrión fue sobresaliente en la prueba del vuelo, pero por poco se ahoga cuando lo obligaron a nadar.
El erizo, en la autodefensa estuvo fenómeno: se cerró bien como una pelota y con las púas hacia fuera nadie le podía atacar. Pero al querer trepar y saltar de rama en rama, se caía con estrépito haciendo un ridículo soberano.
Así siguieron desfilando los otros animales profesores. Los propietarios del colegio seguían pensando que era una experiencia muy positiva. Era cuestión de tiempo. Continuarían aprendiendo todas las asignaturas.
Constataron, eso sí, que la liebre, el gorrión, el erizo etc., tras las heridas, ya no eran capaces ni de hacer bien su propia especialidad, además de estar muertos de miedo.
Todos los alumnos se dieron de baja. Algunos profesores se pusieron de acuerdo para fundar una escuela donde no se hicieran los programas a partir de lo que los profesores saben y quieren si no a partir de lo que los alumnos necesitan y pueden. Comenzaron por dialogar y programar con los alumnos. La escuela se llenó de alumnos por el clima tan positivo que se formó.

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