lunes, 6 de enero de 2020

Devuélveme mi estrella

                            Pedro Miguel Lamet

"Por entonces sucedió que unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén" (Mt 2, 1).

Ahora que el niño se acurruca en este gastado cuerpo
y que el mundo va camino de no saber caminos,
devuélveme la estrella en su esplendor de estaño,
que anoche he vuelto a escribir cartas a la vida
y no responde nadie.
Ve al buzón de allí cerca a recoger la mía,
la que hace tantos años deposité a los Magos
pidiéndoles una bicicleta azul
para dar libertad a mi cojera,
pues quisiera escuchar aún sus pasos
desde la almohada, el oído semidespierto
a un lejano rumor de dromedarios
camino de mi casa y de mi ensueño.
Voy ahora a despertar a mis padres,
a levantarlos de la tumba
para ir en pijama hacia el cuarto de estar
y brincar con ellos de alegría,
pues aún conservo intacta la sorpresa
que ellos supieron sembrar
tragándose las lágrimas.
Desde entonces tomé el oficio más bello de la tierra:
restaurador de sueños o, si queréis,
perseguidor y lustrador de estrellas.

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