domingo, 1 de diciembre de 2019

Esperando tu venida


                               J. L. Martín Descalzo

Dicen que en un pueblecito de la sierra madrileña, que bien pudo ser o Las Rozas o Las Matas de hace ochenta años, o sea con una pequeña ermita, cuatro casas y aun apeadero de ferrocarril donde ja-más paró un tren. Pues dicen que un día se corrió la voz de que Dios, nada menos, iba pasar por el pueblo camino de la capital del Reino.
Los cuatro vecinos, el alcalde, el viejo cura, los pastores trashuman-tes que guardaban sus rebaños, los vendedores ambulantes, todos se pusieron a limpiar el pueblo, a arrancar los cardos borriqueros, a colgar un cartel diciendo “Vienvenido”, con dos UVES para mayor redundancia, y hasta se pusieron bombillas nuevas en el apeadero, que estaban todas rotas por los tirachinas de los mozalbetes acostumbrados a correr delante de Rocambole, el bigotudo guarda del paso a nivel.
Y el viejo sacristán, en su tiempo albañil, hombre bueno donde los haya, fue enviado de vigía a un castillete del camino, que no hay otro que el que se ve a la izquierda del camino real antes de entrar al pueblo… Y el bueno del sacristán, mientras entornaba sus ojos can-sados para ver en la lejanía, pensaba, como las lecturas de hoy nos han dicho, que qué momento estaba viviendo el pueblo, que nadie podía dormirse y menos él, que no sabía como vendría el Señor, pero él había odio al cura decir que vendría en son de paz, no como esas pandillas de otros pueblos que venían con piedras y palos, que ven-dría como juez misericordioso como el mismo vigía anhelaba y necesitaba por lo que él llamaba su turbulenta juventud.
Pasaron los días, pasaron las semanas, pasaron los meses. Los obre-ros regresaron a sus trabajos, el alcalde se peleó con el cura causan-te del bulo, el apeadero perdió sus bombillas, sólo el viejo sacristán, convertido en vigía seguía esperando.
Hasta que un día frotándose la enmarañada barba de meses suspiró.
-- Señor, ¿dónde estás?
Y oyó una voz cariñosa:
-- Aquí contigo
-- Pero, ¿desde cuándo, Señor?
-- Desde que empezaste a desear que llegara…

No hay comentarios:

Publicar un comentario