lunes, 10 de abril de 2017

Empezar de nuevo

Cayó en mis manos una estampa del Hijo pródigo y el Padre bueno. Le di la vuelta y leí:
“Padre, cada mañana sales al balcón
y oteas el horizonte para ver si vuelvo a tus brazos.
Cada mañana bajas saltando las escaleras
y echas a correr por el campo cuando me adivinas a lo lejos.
Cada mañana me cortas el discurso que llevo ensayado
y me rodeas, con un abrazo redondo, el cuerpo entero.
Cada vez que me arrepiento de lo que he hecho mal y te pido perdón,
organizas una fiesta para mí, la fiesta del perdón.
Cada mañana me dices al oído con voz de primavera:
Hoy puedes empezar de nuevo.

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