sábado, 8 de julio de 2017

Ver a Dios

Cuenta Leonardo Boff: 
Mi madre era una mujer analfabeta que jamás quiso aprender a  leer. En cierta ocasión, le llevé un cuaderno y un lapicero que habían sido bendecidos por el Papa Pablo VI, para ver si se animaba a aprender. Pero ella me dio largas diciendo: 
- ¿Para qué quiero yo aprender a leer y a escribir, si tengo once hijos que han ido a la universidad y son casi todos ellos doctores? ¿Para qué? Ellos ya saben por mí. Yo no necesito estudiar ni saber. 
Pero era una mujer de una gran sabiduría existencial y profundamente piadosa. Yo le solía grabar las cosas que escribía, para que pudiera escucharlas. Y ella, después de escucharlas, me decía: 
- ¿Dónde has aprendido todo eso? ¡Yo nunca te enseñé tantas cosas! 
Al escuchar una de las grabaciones, en la que yo hablaba de la experiencia de Dios, ella me miró fijamente y me preguntó: 
- ¿Tú ya has visto a Dios? 
Yo le respondí de inmediato: 
- Madre, la gente no ve a Dios. Dios es espíritu, es invisible... 
Ella suspiró, puso una de sus manos sobre su pecho, me miró con una tristeza infinita y me dijo: 
- Tú eres sacerdote hace tantos años ¿y nunca has visto a Dios? 
Yo insistí: 
-¡Madre, la gente no ve a Dios! 
Y ella repuso: 
- Tú no ves a Dios, pues yo lo veo todos los días. Cuando el sol se pone tras el horizonte, Dios pasa cubierto con un lindo y fantástico manto. Tiene un aspecto imponente, y tu padre, que en paz descanse, que viene detrás, me mira, me sonríe y sigue su camino detrás de Dios. Yo lo veo todos los días. 
Yo me quedé atónito, preguntándome: «¿Quién es aquí el teólogo: la analfabeta o el doctor en teología?»

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