miércoles, 9 de agosto de 2017

Querer lo que Dios quiere

Señor, es tan infinitamente difícil reconocer el bien y el mal.
Cada día nos esforzamos.
Y nos hace sufrir por no poder distinguir al culpable del inocente.
No siempre es malo el hombre acusado,
Ni siempre es bueno el inocente.
¿Quién conoce tu voluntad?
¿Quién nos ayudará a distinguir entre tu voluntad y la nuestra?
¿Señor, qué es tu voluntad?
Obra Tú por nosotros, Señor.
Sólo Tú sabes lo que es bueno en la confusión de este mundo
y en nuestro corazón desorientado.
Hablamos de libertad, y continuamos atados.
Vendemos nuestra libertad a cambio de sutilezas legalistas.
Continuamos pensando en nuestros pecados y no nos apartamos de ellos.
Cavamos en nuestro pasado y aumenta nuestra confusión.
Señor, no nos hemos buscado este peso. Tú nos lo has cargado.
Pero has dicho: “Venid a mí quienes estéis cansados y agobiados”.
Y has dicho también: “El que viene a mí, Yo no lo echaré fuera”.
Señor, no nos juzgues. Acéptanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario