miércoles, 27 de junio de 2018

La tienda de semillas

Anoche tuve un sueño raro. En la plaza mayor de la ciudad habían abierto una nueva tienda. El rótulo decía: “Regalos de Dios”. Entré. Un ángel atendía a los compradores.
- ¿Qué es lo que vendes?, pregunté.
- Vendo cualquier don de Dios.
-¿Cobras muy caro?
- No, los dones de Dios son siempre gratis.
Miré las estanterías. Estaban llenas de ánforas de amor, frascos de fe, macutos llenos de esperanza… Yo necesitaba un poco de todo.
Le pedí al ángel que me diera una ración de amor, dos de perdón, tres de esperanza, unos gramos de fe y el gran paquete de la salvación.
Cuando el ángel me entregó mi pedido quedé totalmente sorprendido.
- ¿Cómo puede estar todo lo que he pedido en un paquete tan diminuto?, le pregunté al ángel.
- Mira, amigo, Dios nunca da los frutos maduros. Dios sólo da pequeñas semillas que cada uno tiene que cultivar y hacer crecer.

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