domingo, 11 de noviembre de 2018

“Hay que dar hasta que duela”

              Madre Teresa de Calcuta

Nunca olvidaré una experiencia que tuvimos hace algún tiempo en Calcuta.
Hacía meses que no teníamos azúcar, y un pequeño niño hindú, de cuatro años fue a su casa y le dijo a sus padres: No voy a comer azúcar durante tres días, le voy a dar mi azúcar a la Madre Teresa “.
Era tan poquito lo que trajo después de tres días; pero el suyo era un amor muy grande.
Debemos aprender, como ese niño pequeño, que no es cuánto damos sino cuanto Amor ponemos al DAR. Dios no espera cosas extraordinarias.
Después que recibí el Premio Nobel, mucha gente vino y dio; alimentaron a los nuestros, trajeron ropas, hicieron cosas hermosas. Una tarde encontré a un mendigo en la calle, vino hacia mi y me dijo: “Madre Teresa, todos te están dando algo. Yo también quiero darte algo, pero hoy, para todo el día solo tengo dos moneditas y quiero darte eso”.
No puedo contarles la alegría radiante de su rostro porque tomé esas dos moneditas sabiendo que si él no recibía hoy algo más, tendría que irse a dormir sin comer… pero sabiendo también que lo habría herido mucho si no las hubiera aceptado.
No les puedo describir la alegría y la expresión de Paz y de Amor de su cara. Solo puedo decirles una cosa: Al aceptar las dos moneditas sentí que era mucho más grande que el Premio Nobel, porque él me dio todo lo que poseía y lo hizo con tanta ternura.
Esta es la Grandeza del Amor. Tratemos de encontrar ese Amor y ponerlo en acción.

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