En Polonia vivía un
rabino muy famoso y un turista que había oído hablar de su santidad y de su sabiduría
decidió hacerle una visita. Le sorprendió mucho que la casa del rabino fuera
sólo una habitación, limpia y ordenada, que sólo contenía un catre, una mesa, dos
sillas y unos libros.
- ¿Rabino, le preguntó el turista, dónde están los muebles?
El rabino le contestó
con otra pregunta,
- ¿Y dónde están los
suyos?
- ¿Mis muebles? Yo sólo soy un turista, estoy aquí de paso.
Chaim, el rabino, le contestó:
- ¿Mis muebles? Yo sólo soy un turista, estoy aquí de paso.
Chaim, el rabino, le contestó:
- Yo también estoy aquí
de paso.
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