Existió un hombre que era un alcohólico, drogadicto
y ladrón. Durante un robo a una tienda, disparó al dependiente. Fue detenido e
ingresado en prisión acusado de asesinato. Este hombre tenía dos hijos antes de
entrar en prisión.
30 años más tarde, un conocido periodista fue a
entrevistar a los dos hijos de este hombre convertidos ya en hombres.
Uno de ellos había seguido el camino en la vida de
su padre. Se hizo alcohólico, drogadicto y acabó robando para poder pagar sus
adicciones. Acabó también en la cárcel.
El otro se había casado y tenía una estupenda
familia. Además, se había convertido en un empresario de éxito.
El periodista les hizo la misma pregunta a ambos
hijos. La pregunta fue:
- ¿Cómo habéis conseguido acabar así?
Y lo curioso es que ambos dieron exactamente la misma respuesta:
- Con el padre que he tenido, ¿qué esperabas?
Es decir, el que acabó siguiendo los pasos de su
padre, usó su pasado para convertirse en una víctima de sus circunstancias.
¿Cómo esperabas que acabase con el padre que he tenido?
Mientras tanto, el otro hijo, al decir “¿cómo
esperabas que acabase con el padre que he tenido?” miró el pasado de su padre
para convertirlo en algo a lo que no quería parecerse. Ante todo, él sabía que
el pasado no lo podía cambiar. Pero sabía que podía ser el dueño de sus
elecciones.
Moraleja: Nunca está de más recordar que no podemos
cambiar nuestro pasado, pero todos podemos comenzar a tomar el control de
nuestra vida, simplemente despertándote un día y comenzando a hacer las cosas
de forma diferente a como las estabas haciendo.
Si te conviertes en el dueño de tus elecciones, te
conviertes en el dueño de tu vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario