sábado, 9 de octubre de 2021

Las Cajas de Dios

Cuenta la historia que un hombre pasaba por un mal momento. El estrés del trabajo y las responsabilidades no le dejaban dormir bien.
Una noche, antes de ir a dormir, pidió a Dios por ayuda. Antes de que pudiera terminar su oración, escuchó una voz que le decía:
- Hola hijo, he escuchado tus oraciones, he venido para ayudarte.
El hombre se volvió para ver quien le hablaba. Era Jesús, quien mostrándole un par de cajas, una negra y otra dorada, le dijo:
- He traído algo para ayudarte, toma estas cajas.
El hombre tomó las cajas y preguntó:
- Señor, ¿qué debo hacer con esto?
Jesús le respondió:
- En la caja negra meterás todas tus tristezas y en la caja dorada meterás todas tus alegrías, ¿sencillo, no es cierto?
- Si, señor –respondió el hombre– haré lo que me pides.
Pasó el tiempo y el hombre fue metiendo sus tristezas y sus alegrías en sus respectivas cajas. El hombre notaba que la caja dorada pesaba cada día más. Mientras que la caja negra no aumentaba su peso, a pesar de haber metido varias tristezas en ella.
Un día, la curiosidad le ganó y decidió mirar el interior de la caja negra, para descubrir por qué era tan ligera. Para su sorpresa no había ninguna tristeza adentro, en el fondo había un agujero por el cual las tristezas se habían escapado.
Intrigado, decidió preguntar a Jesús el porqué de aquel agujero.
- Señor, ¿qué es este agujero? ¿En dónde están mis tristezas?
Jesús, con una sonrisa le dijo:
- Hijo mío, todas ellas están aquí conmigo.
El hombre continúo preguntando:
- ¿Y porque me has dado las cajas? ¿Para qué la dorada? ¿Y para qué la caja negra con el agujero?
Jesús nuevamente con una sonrisa le respondió:
- Hijo mío, la dorada es para que tomes en cuenta tus bendiciones y la negra es para que puedas olvidar tus penas.
Muchas veces no notamos las bendiciones en nuestras vidas, le damos más importancia a las tristezas. Debemos aprender a valorar lo bueno y dejar ir lo malo.

 


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